Del total, 42 tenían origen español y 34 de ellas fueron notificadas por Italia, según precisó la organización a través de un comunicado en el que añadió que el número de notificaciones por metales pesados en los alimentos fue el mismo que en el ejercicio anterior y que afectaron a todo tipo de alimentos e incluyeron, además del mercurio, a otros metales pesados como el cadmio o el plomo.

De las 130 notificaciones presentadas, 63 fueron de alerta, lo que supone un ligero incremento sobre las 57 del año 2018, según puntualizó Ecologistas en Acción, que criticó que España continúa entre los diez primeros países con más notificaciones en los últimos años.

A este respecto, advirtió además de que la situación es “aún más grave de lo que muestran los datos”, ya que los límites establecidos por la UE son “menos estrictos” que los establecidos por el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (Jecfa), que aconsejan una ingesta máxima semanal de metilmercurio, establecida en 1,6 microgramos por kilo de peso corporal por semana.

La organización recordó que el mercurio es un metal “extremadamente volátil” que puede ser transportado a grandes distancias una vez se ha emitido a la atmósfera. Cuando se deposita en un ambiente acuático, se transforma en metilmercurio, una potente neurotoxina que se acumula en los peces y en los animales así como en los humanos que los consumen.

“El mercurio nunca desaparece del medio ambiente, por lo que la contaminación de hoy seguirá siendo un problema en el futuro”, sentenció.