Así lo indicó este martes la compañía, que señaló que su facturación total alcanzó los 1.447 millones de euros durante el citado ejercicio fiscal, comprendido entre el 1 de septiembre de 2019 y el 31 de agosto de 2020. En términos globales su facturación sufrió, por tanto, un descenso del 9,3% frente a los 1.596 millones facturados en el ejercio fiscal previo.

La compañía destacó que el último ejercicio fiscal “ha estado marcado, sin duda, por la incidencia de la pandemia por Covid-19”. La directora general de Ikea en España, Petra Axdorff, afirmó que “este ha sido un año atípico, sin precedentes, durante el cual hemos tenido que tomar decisiones y adaptarnos a cada situación para poder dar respuesta a las necesidades de nuestros clientes en un momento tan crítico y acelerar nuestros procesos y maneras de hacer”.

La crisis ha afectado a sus ventas y obligado a "reaccionar con agilidad y acelerar planes que de todos modos sabíamos que teníamos que hacer y que posiblemente en circunstancias normales nos hubieran llevado años”, afirmó la directiva.

A título de ejemplo detalló que las ventas de mobiliario de oficina y trabajo en casa llegaron a multiplicarse hasta por cuatro cuando las tiendas tuvieron que cerrar.

Para poder dar respuesta al incremento de pedidos en dicho canal, Ikea convirtió además sus tiendas en España en centros temporales de logística que surtieran directamente a los clientes en sus hogares.