Medio ambiente

Científicos españoles hallan microplásticos en agua dulce de la Antártida

MADRID
SERVIMEDIA

Un equipo de científicos españoles, liderados desde la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), han descrito por primera vez la presencia de microplásticos en el agua dulce de un área protegida de la Antártida.

Los resultados confirman la presencia de fragmentos contaminantes de poliéster, acrílico y teflón, con tamaños menores a cinco milímetros y distintas formas y colores, según informó este miércoles la UAM.

Hasta ahora se sabía que los microplásticos (fragmentos de plástico menores a cinco milímetros) habían llegado al mar, a los ríos y a los suelos de gran parte del planeta. Lo que no esperaban los investigadores era encontrarlos en un espacio protegido de la Antártida, posiblemente uno de los lugares más vírgenes del planeta.

Un estudio reciente, realizado por investigadores de la UAM, el Museo Nacional de Ciencias Naturales y la Universidad de Alcalá, ha identificado mediante una técnica llamada micro-FTIR la presencia de microplásticos de poliéster, acrílico y teflón en la península de Byers (isla Livingston, Antártida).

Los resultados, publicados en la revista 'Marine Pollution Bulletin', muestran que los microplásticos encontrados tenían dimensiones de entre 0.4 y 3.5 milímetros, así como distintos colores y formas (fibras y films).

"Se trata de una zona de la Antártida que ha estado bajo distintas figuras de protección ambiental desde 1966 y cuyo acceso está muy restringido. Sólo se puede acceder a la zona por motivos científicos, con un permiso de la autoridad antártica pertinente y en grupos pequeños. De hecho, en las últimas décadas, solo han accedido a esta región un número muy limitado de científicos y por causas muy justificadas", destacan los investigadores.

La investigación se realizó en uno de los arroyos de agua dulce que circulan en esta región en los meses de verano. Los científicos se aseguraron de que nadie pasaba por las proximidades del arroyo en todo su recorrido durante la duración del experimento y utilizaron redes para filtrar el agua.

Los resultados hacen plantear a los investigadores la pegunta de si queda algún rincón del planeta donde los microplásticos todavía no hayan llegado. “Aún queda mucho trabajo por hacer para entender cómo son transportados hasta allí, pero sabemos de dónde vienen, de las actividades que todos nosotros realizamos”, apuntan.

Los investigadores recalcan que "el plástico no es malo, pero está hecho para durar". "Sin embargo, una parte importante del que empleamos en nuestro día a día es de un solo uso. Está en nuestra mano reducir, en la medida de los posible, el consumo de plásticos de un solo uso, especialmente aquellos empleados en embalajes”, concluyen los investigadores.

(SERVIMEDIA)
25 Nov 2020
MGR/gja