Según consta en el documento que contiene las propuestas de los peneuvistas para los comicios de marzo, que fue dado a conocer hoy en su integridad, "la joseantoniana 'unidad de destino en lo universal' se reformuló en la Constitución de 1978 como la 'unidad indisoluble de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles'".

Dentro del epígrafe "Euskadi, una nación dueña de su futuro", se afirma que "en el Estado español, una larga tradición de signo reaccionaio tiende a poner coto a la expresión democrática de las diferentes naciones que lo integran, apelando a una indivisivilidad que se pretende ontológica".

En este sentido, la formación que preside Josu Jon Imaz reafirma su apuesta "por el pleno reconocimiento de la Nación vasca" y por la creación de unas "condiciones jurídico-institucionales" que le permitan expresarse en lo que se refiere a su organización interna y a la relación con otras comunidades autónomas.

A este respecto, en la introducció del programa se afirma que una de las razones que llevan a los peneuvistas a concurrir a las elecciones de marzo es "ofrecer una imagen real del mapa político y electoral del País Vasco, sin reforzar artificialmente el peso de las opciones que afirman a España como su nación".

"NUEVA TRANSICION"

Al mismo tiempo, el PNV argumenta que otro elemento que justifica su presencia en el Congreso y el Senado es que la legislatura que comienza tras los comicios del 14 de marzo "será clave para la definición e las bases sobre las que se articularán la estructura política y la arquitectura institucional y territorial del Estado durante los próximos 25 años".

"No resulta exagerado afirmar", sostienen los peneuvistas, "que, contemplada en el espejo de la historia reciente, la legislatura que comienza será la legislatura de una nueva transición".

Esta transición, añaden, servirá "para definir los parámetros institucionales en los que Euskadi se insertará en el primer cuarto del siglo XXI".

Para consguir sus fines, el PNV destaca que mantiene una solidaridad con las demandas de las otras dos "naciones históricas: Catalunya y Galiza", y que en el plano concreto se ve plasmada en la Declaración de Barcelona.

A este respecto, los peneuvistas comparan este pacto con la Triple Alianza de 1923 y con el acuerdo "Galeuzca", firmado durante la Segunda República, y dicen que su actual versión trabaja para el "reconocimiento de los derechos nacionales de la ciudadanía en un Estado plurinacional, pluriculturl y plurilingüe".