#VacúnaTE

Es falso que las vacunas contra la Covid-19 tengan una tasa de mortalidad del 33%, como dice un bulo

MADRID
SERVIMEDIA

Las vacunas contra la Covid-19 no tienen una tasa de mortalidad del 33%, como intenta extender un bulo que nació el año pasado y que ha vuelto a viralizarse estos días en Facebook.

"¿Se pondría usted una vacuna con una tasa de mortalidad del 33% para sentirse a salvo de un virus con una tasa de mortalidad del 0,6%?". Las publicaciones que comparten esta frase no aportan ninguna prueba ni tampoco indican a qué vacuna se refieren exactamente. En el caso de las vacunas contra la Covid-19, no es cierto que cuenten con una tasa de mortalidad del 33%.

Esta verificación ha sido realizada en el marco del proyecto #VacúnaTE que Maldita.es y la agencia de noticias Servimedia desarrollan contra la desinformación sobre las vacunas de la COVID-19 con el apoyo de Google News Initiative.

Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad a 26 de mayo, en España hay 17.187.731 personas con al menos una dosis de la vacuna. Por lo tanto, si la tasa de mortalidad de la vacuna fuera del 33%, significaría que más de 5 millones y medio de personas habrían fallecido por la vacuna, algo que no ha ocurrido.

La Agencia Europea del Medicamento (EMA) publica actualizaciones de seguridad de distintas las vacunas contra la Covid-19 aprobadas en la Unión Europea: Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen. Actualmente, la agencia considera que son todas seguras y eficaces y recomienda su uso.

En el caso de AstraZeneca y Janssen, la EMA anunció que existe un "posible vínculo" entre estas vacunas y casos muy raros de trombos que se dan junto a un nivel bajo de plaquetas en sangre, algo que se incluyó en los respectivos prospectos. Pero siguió recomendado su uso ya que los beneficios superan a los posibles riesgos.

En Estados Unidos, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) se encargan de revisar las notificaciones que se envían al Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS) sobre las vacunas contra la COVID-19. En este sentido, los CDC afirman en su web que las vacunas que están en uso en EEUU (Pfizer, Moderna y Janssen) son efectivas y seguras.

El vocal de la Sociedad Española de Inmunología e investigador en irsiCAIXA, Jorge Carrillo, explica para esta verificación que "ninguna vacuna puede causar muerte de forma directa". Si esto es así, la vacuna nunca saldría al mercado.

Todos los medicamentos tienen que ser autorizados antes de poder ser utilizados por la población general. Para que esto pase, tienen que pasar múltiples pruebas que garanticen su seguridad, inmunogenicidad en caso de ser una vacuna (es decir, la capacidad que tiene un antígeno de activar el sistema inmunitario y producir una respuesta inmune), y eficacia protectiva.

Según Carillo, todo medicamento tiene que ser seguro y mostrar un claro beneficio a las personas: “De no ser así no se puede usar. Si fuera 100% segura pero mostrara una eficacia del 30%, tampoco se usaría”.

Aun así, y al tratarse de un medicamento, es cierto que puede tener ciertos efectos adversos en ciertas personas. Pero Carrillo recuerda que por ello se aplica un criterio de prudencia y la vacunación puede no estar indicada para ciertos colectivos. “Las vacunas son de los pocos medicamentos que se administran a personas sanas. No tiene sentido que enfermen”, indica.

De hecho, la Organización Mundial de la Salud estima que la vacunación evita entre dos y tres millones de muertes cada año. La viróloga e investigadora de coronavirus en el Centro Nacional de BiotecnologíaSonia Zuñiga coincide con Carrillo en que “nunca se va a comercializar una vacuna que cause una tasa de mortalidad del 33%”.

La legislación sobre vacunas es distinta en cada país del mundo, comenta Zuñiga: “Digamos que, en general, en Europa nos regimos por la Agencia Europea del Medicamento, en USA por la FDA, y en el resto por sus agencias reguladoras correspondientes. Aun así, en ningún país van a dejar que se ponga una vacuna que presente una tasa de mortalidad del 33%”.

La experta pone el siguiente ejemplo: "Hace unos años se comercializó (después de pasar todas las fases de ensayos clínicos) una vacuna para rotavirus, que es un virus que causa diarreas severas fundamentalmente en niños".

Según cuenta, cuando se empezó a poner masivamente, se observó que en 1 de cada 10.000 niños se producía una invaginación intestinal, "un problema que, en el primer mundo, tiene solución, en algunos casos recurriendo a cirugía". En cuanto se detectó esto, "se dejó de comercializar y de poner esa vacuna".

"En India, donde la incidencia de muerte de niños por rotavirus es alta, dijeron que ellos querían esa vacuna, que se podían permitir que 1 de cada 10.000 vacunados tuviese ese problema (que allí puede llevar a muerte) porque se mueren muchos más niños al año que los que se morirían con la vacuna. Pero todas las agencias de medicamento y la Organización Mundial de la Salud les dijeron que no. Este es un buen ejemplo de que no se permiten vacunas que causen mortalidad, en ningún país del mundo, sea cual sea su legislación al respecto”, indica.

(SERVIMEDIA)
28 Mayo 2021
PAI