Así lo indicó durante su participación en el Foro Asesores organizado por Wolters Kluwer, en el que se refirió a la conveniencia de abordar esta cuestión a nivel internacional debido a la “digitalización de la economía” y no tanto a la existencia de grandes empresas digitales, al considerar que actualmente cualquier empresa de cierto tamaño se está digitalizando para vender bienes y servicios, “lo cual supone un cambio importante de paradigma” al que, por tanto, “la fiscalidad se tiene que adaptar”.

En concreto, tras señalar que “la buena noticia es que los cambios afectarán a un perfil de empresas muy grandes”, Gascón explicó que el acuerdo del G7, por un lado, supondrá que los grandes grupos económicos mundiales que obtengan resultados económicos superiores a lo normal tengan que distribuir parte de ese exceso entre los países en los que tiene presencia, de acuerdo a un criterio de mercado según dónde estén sus clientes o usuarios. Sin embargo, advirtió que “esto no será fácil de poner en marcha”.

En segundo lugar, continuó, el acuerdo también persigue que haya una tributación societaria mínima a nivel mundial, de forma que en todos los países se aplique esa tributación mínima y, si no se aplica, el Estado en el que radica la matriz se reserva la posibilidad de gravar esos ingresos que han tenido una tributación inferior en el otro país.

En cualquier caso, el director de la Agencia Tributaria afirmó que “estos cambios no van a ser de la noche a la mañana”, y que implicarán cambios en las directivas europeas y en los impuestos digitales propios que ya han aprobado algunos países.

“No quiero que haya unas expectativas claras de cambio en el muy corto plazo; todo va a llevar un periodo de maduración”, advirtió, para acto seguido añadir que “queda fuera de toda posibilidad que entre en vigor el 1 de enero de 2022”.