Educación

Expertos en educación alertan del “embudo” hacia la universidad que los estudiantes con sordera encuentran al terminar la ESO

- Denuncian que “muchos apoyos desaparecen” al terminar la etapa obligatoria

MADRID
SERVIMEDIA

Un estudio sobre la ‘Situación socioeducativa de las personas con sordera en España’ realizado por la Confederación Española de Familias de Personas Sordas (Fiapas) refleja que existe un cuello de botella o "embudo” para estos estudiantes en Secundaria y al pasar a la universidad.

Así lo explicó la directora de la Confederación, Carmen Jáudenes, durante el diálogo ‘Entornos Educativos Digitales e Inclusivos. Avanzar desde lo aprendido en el contexto covid-19’ organizado en la agencia de noticias Servimedia.

El encuentro también contó con la participación del presidente de Fiapas, José Luis Aedo; la inspectora de Educación y profesora de Universidad Mª Antonia Casanova; la consejera técnica del Ministerio de Educación y Formación Profesional, Juana Hernández; y la directora y fundadora del Colegio Tres Olivos de Madrid, Adoración Juárez.

Para Casanova, “el embudo está en la Secundaria y, sobre todo, en Bachillerato, cuando muchos apoyos desaparecen”, ya que en la universidad “se están haciendo las cosas bien y se han creado departamentos específicos para atender las necesidades de los alumnos con discapacidad”.

La misma idea expresó Carmen Jáudenes, quien alertó de que “al terminar la ESO” a muchos estudiantes con sordera se les retiran los apoyos concedidos, ya sean de tipo técnico como “bucles magnéticos o sistemas de FM en clase”, ayudas del profesorado de audición y lenguaje, así como logopedas.

“Aquellos que quieren seguir estudiando Bachillerato o una FP de grado medio deben entonces volver a gestionar la solicitud de todos estos apoyos", señaló. “Aquí se van varios meses”, y criticó que muchas veces no consiguen recibir los apoyos en la misma intensidad.

Por eso, Aedo exigió “garantizar todos los recursos necesarios” y reforzar la formación del profesorado en estas etapas postobligatorias para que los alumnos con sordera y sus familias puedan elegir el centro donde quieren estudiar y las opciones que quieren cursar.

Otro problema frecuente, según Jáudenes, tiene que ver con el retraso en la concesión de ayudas. “Muchas veces llegan tarde, cuando ya llevamos meses de curso, y eso son clases perdidas”, declaró.
Estas situaciones se dan con más frecuencia cuando un apoyo se solicita por primera vez, cuando el estudiante cambia de centro, “no digamos ya de ciudad”, y cuando inicia una nueva etapa.

A juicio de Aedo, “es preciso agilizar” todo este proceso y mejorar la dotación de recursos y la formación del profesorado, ya que muchas veces “somos las familias y las asociaciones quienes tenemos que suplir donde (el sistema educativo) no llega”.

(SERVIMEDIA)
04 Jul 2021
AGQ/pai