Esa agencia de la ONU incluye ese dato y otros en un boletín sobre el estado del clima mundial publicado este jueves, antes de que el próximo lunes comience la 30ª Cumbre del Clima -conocida como COP30- en Belén (Brasil).

Se trata de un documento científico de referencia que permite fundamental en pruebas fidedignas las negociaciones climáticas que se mantendrán en Belén. Recoge información recabada hasta el pasado agosto y consolidados en seis conjuntos de datos internacionales. El informe final de 2025 se publicará en marzo de 2026.

El boletín apunta que los últimos 11 años (de 2015 a 2025) están entre los 11 más cálidos desde que en 1850 comenzara el registro mundial de observaciones de temperaturas y el trienio entre 2023 y 2025 es el más caluroso de la serie histórica.

La temperatura media cerca de la superficie de la Tierra entre enero y agosto de 2025 estuvo 1,42 grados por encima del valor medio de la era preindustrial (con un margen de error de 0,12 grados), cuando el calentamiento de 2024 fue de 1,55 grados. Ello se debió a condiciones neutras o características de un episodio de La Niña, tras otro de El Niño que impulsó el calor planetario en 2023 y 2024.

El Acuerdo de París recoge como objetivo no superar el umbral de 2 ºC respecto a los niveles preindustriales y hacer esfuerzos para contener el calentamiento a 1,5 ºC para evitar los peores estragos de la crisis climática.

En el período de 26 meses comprendido entre junio de 2023 y agosto de 2025 se produjo una prolongada racha de temperaturas mensuales récord, salvo en febrero de 2025.

Las concentraciones de los tres gases de efecto invernadero más abundantes en la atmósfera -dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N2O)- alcanzaron niveles sin precedentes en 2024, el último año con valores mundiales consolidados. Las mediciones realizadas hasta la fecha en ubicaciones específicas sugieren que serán aún más altas en 2025.

La concentración atmosférica del CO2 ha pasado de unas 278 partes por millón (ppm) en 1750 a 423,9 ppm en 2024, lo que supone un incremento del 53%. El aumento entre 2023 y 2024 fue de 3,5 ppm, una subida inédita en el historial de observación reciente.

La extensión máxima del hielo marino del Ártico tras el periodo invernal de congelación fue la más baja jamás observada, con 13,8 millones de kilómetros cuadrados. En la Antártida, la extensión del hielo marino estuvo muy por debajo de la media durante todo el año.

El informe subraya que la tendencia de aumento del nivel del mar a largo plazo continuó, a pesar de una mínima bajada transitoria debida a factores naturales.

Los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos ocurridos hasta el pasado agosto -desde lluvias e inundaciones devastadoras hasta abrasadores episodios de calor y descomunales incendios forestales- tuvieron consecuencias en cadena para las personas, sus medios de subsistencia y los sistemas alimentarios. Ello impulsó a mucha gente de múltiples regiones a desplazarse y socavó el desarrollo sostenible y el progreso económico.

"Esta insólita racha de altas temperaturas, combinada con el aumento récord de las concentraciones de gases de efecto invernadero del año pasado, deja claro que será prácticamente imposible limitar el calentamiento global a 1,5 °C en los próximos años sin que las temperaturas superen transitoriamente ese umbral”, sentenció Celeste Saulo, secretaria general de la OMM.

Saulo añadió que “la ciencia también es tajante al afirmar que todavía es completamente posible -y esencial- reducir las temperaturas para contener el calentamiento hasta los 1,5 °C para fines de siglo".

"En cada año en que se supere el umbral de 1,5 °C las economías se verán severamente afectadas, se exacerbarán las desigualdades y se producirán daños irreversibles. Debemos actuar ahora, con gran rapidez y a gran escala para que el rebasamiento sea lo más pequeño y breve posible, para limitar al máximo la gravedad de sus consecuencias y para que las temperaturas vuelvan a situarse por debajo del límite de 1,5 °C antes de que termine el siglo", según António Guterres, secretario general de la ONU.

Según datos preliminares, el contenido de calor de las aguas oceánicas siguió aumentando en 2025 y superó los excepcionales valores de 2024. Las tasas de calentamiento de los océanos muestran un incremento marcado en los dos últimos decenios y son indicativas de la rapidez con la que la Tierra retiene el excedente de energía en forma de calor. Más del 90% de esa energía se acumula en el océano y calienta sus aguas.

La tasa de subida del nivel del mar a largo plazo prácticamente se ha duplicado desde que comenzaron a obtenerse datos satelitales, al pasar de un aumento de 2,1 milímetros anuales entre 1993 y 2002 hasta llegar a 4,1 entre 2016 y 2025. Estas cifras evidencian el efecto combinado del calentamiento de los océanos y la expansión térmica, a los que se suma el derretimiento de los glaciares y los mantos de hielo.

A escala mundial, el calor sin precedentes de 2024 incrementó la demanda de energía en un 4% respecto al periodo entre 1991 y 2020. Se superó con creces la demanda de años anteriores y se observaron notables variaciones en función de la región, dado que en África central y meridional la demanda estuvo casi un 30% por encima de la media.

Por otro lado, el boletín destaca que en 10 años se ha más que duplicado el número de países que declaran disponer de sistemas de alerta temprana de peligros múltiples, ya que se ha pasado de 56 naciones en 2015 a 119 en 2024. Sin embargo, un 40% de los Estados aún carecen de este tipo de sistemas.

Casi dos tercios de los organismos meteorológicos e hidrológicos nacionales prestan ahora algún tipo de servicio climático, cuya complejidad va desde el nivel esencial hasta el avanzado, mientras que hace tan solo cinco años ese porcentaje era de un 35%.