El tribunal considera probado que en la mañana del 21 de diciembre de 2007, en un descanso de la representación teatral, Tapia, internado en ese centro, se dirigió a gritos hacia Gallizo para dedicarle frases como “fascista”, “exterminadora”, “asesina” o “responsable de la muerte de nuestros compañeros y del sufrimiento de los presos vascos”, según consta en la sentencia hecha pública hoy.

Aún así, en vez de condenar a Tapia por un delito de calumnias e injurias contra la autoridad, tal y como pedía la Fiscalía, los magistrados sólo le han atribuido una falta de injurias –penada con multa- al entender que sus palabras “tenían un sentido preciso vinculado a la crítica de la política penitenciaria respecto a presos condenados por delitos graves”.

A pesar de esta afirmación, la sentencia señala que “se podía cuestionar dicha política sin emplear adjetivos tan cargados de sentido y de desprecio” –asesina, exterminadora, fascista-, unas palabras “que pueden objetivamente afectar a la dignidad, a la fama o la propia estima” de Gallizo.

En la misma resolución han sido absueltos los también etarras Aner Mimenza y Borja Jacinto Urberuaga –que compartían prisión con Tapia- del delito de atentado y desórdenes públicos del que estaban acusados. La Fiscalía sostenía que ambos terroristas se abalanzaron sobre los funcionarios de prisiones que intentaban acallar a Tapia.

Los magistrados de la Audiencia Nacional señalan que la información ofrecida por los testigos sobre este extremo “es contradictoria” por lo que “resulta difícil recomponer la conducta” de los etarras y no se les puede condenar.