Se estima que en Kenia, con una población de 40 millones de personas, 6.000 tienen problemas de insuficiencia renal, la mayoría sin recursos para tratarse. En el tiempo en que se lleva a cabo esta iniciativa, además de las operaciones realizadas, todas ellas con éxito, se ha logrado reducir el coste para el paciente a una cuarta parte.

Los costes de estas operaciones son inviables para la mayoría de los kenianos, de ahí la importancia de esta iniciativa, la cual ha ayudado a reducir costes, pero también ha contribuido a la formación de profesionales de diversas disciplinas, con el fin de apoyar la especialización en enfermedades renales.

Todas las anécdotas generadas durante estos meses alrededor de esta iniciativa están recogidas en el libro “Interlife, cooperación médica a través del trasplante”, documento que ilustra el trabajo realizado en Kenia por diferentes profesionales, donde se reúne la visión de cada uno, y que fue presentado en Madrid este martes.

María Sotomayor, responsable del Programa Interlife, expuso que el principal motivo de los problemas de riñón en Kenia es el tipo de vida y de dieta que llevan sus ciudadanos, y afirmó que este problema de salud se convierte en un problema social y económico.

Gracias a este proyecto, muchas personas que dependían de la diálisis han dejado de hacerlo, después de ser sometidos a una intervención renal, mejorando su calidad de vida.

En palabras de Marcos González, autor del libro y presidente de la Fundación Corresponsables, “cuando conoces la situación en primera persona, cambia”, y recalca que muchas iniciativas se quedan en el camino, por no reunir los suficientes elementos para sacar adelante el proyecto y no saber conjugar todos los factores que intervienen en cada situación.

Por su parte, la responsable de Comunicación Interna de Novartis, María Luisa Benlloch, confesó que para los empleados de su empresa este proyecto “lo llevamos muy cerca del corazón”. Gracias a la iniciativa “Un euro solidario” han recaudado entre todos alrededor de 18.000 euros y lo han destinado a Interlife, “por lo que lo sentimos un poco nuestro”.

Durante los próximos años, el programa seguirá trabajando conjuntamente para conseguir que el Hospital Nacional de Kenia sea centro de excelencia y hacer de él una referencia no sólo para este país, sino para toda el África subsahariana.