En una entrevista en Rne recogida por Servimedia, Sánchez dijo que, a diferencia del actual ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, cuando gobernaba el PSOE, él se alegra de que haya una “esperanza” de mejoría económica, pero la atribuyó a factores ajenos a España, mientras que “lo que pasa dentro sí que es grave”.

Se refirió en concreto a que el número de parados al final de la legislatura será similar al que se encontró el Gobierno del PP, a pesar de que descenderán los parados y la población activa, a que la precariedad está siendo muy elevada con contratos que duran una media de 54 días y a que se ha “dilapidado” la herencia del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando siete de cada diez desempleados recibían alguna prestación, cifra que ahora es de sólo la mitad.

Sánchez defendió la propuesta del PSOE de dar una pensión no contributiva a todos los parados que tengan hijos a cargo y la contrapuso a la de la renta básica de ciudadanía que alumbró Podemos. También reivindicó una reforma fiscal que tenga más recaudación y una mejor redistribución frente a la pretensión de este partido de ingresar 92.000 millones más, porque para eso habría que subir el IVA.

Con ambos mensajes, el secretario general del PSOE presentó repetidamente a su partido como “de izquierda” y exigió al líder de Podemos, Pablo Iglesias, que se defina. Además, contrapuso la experiencia y la credibilidad internacional de los socialistas, citando sus entrevistas de estos días en EEUU, con las carencias de Podemos, que no se presenta a las municipales “porque reconoce que no tiene equipos pero plantea de forma quimérica poder gobernar en España”.

Así, Sánchez dijo sentirse tan lejos del discurso del “miedo” del PP como del discurso de la “casta” y la “desafección” de Podemos, y calificó ambos de “mentiras políticas".