Lo dijo en su comparecencia ante la Comisión de Interior del Congreso de los Diputados para explicar su reunión con Rodrigo Rato, en respuesta a la intervención del portavoz de Amaiur, Xabier Mikel Errekondo, que le acusó de la situación en la que viven los familiares de presos que tienen que recorrer centenares de kilómetros para visitas de unos pocos minutos.

Esos presos, dijo el ministro en su respuesta, “lo tienen muy fácil”. Basta con que públicamente se desvinculen de ETA, se arrepientan del daño causado y pidan perdón a las víctimas para entrar en el programa individual de reinserción.

Otra opción es que ETA se disuelva, añadió, y en ese caso la política de dispersión de presos ya no tendría que aplicarse con carácter general. “Muerto el perro, se acabó la rabia”.

Emplazó por ello a los dirigentes y cargos públicos de Amaiur a unirse a las voces que exigen a ETA su disolución, porque es la banda y los propios presos quienes se autoimponen esa dispersión, no el Gobierno.