De esto 51 fugados, quince (casi la tercera parte del total) se evadieron de esta misma prisión leridana, que además ha registrado en 1992 la segunda fuga más masiva, después de la de hoy.

Fue el pasado 9 de enero, cuando cinco reclusos de la cárcel de Ponent, que estaban disfrutando de un permiso de vacaciones con motivo de las fiestas navideñas, no regresaron a la prisión.

Por otra parte, en 1989 se fugaron en España 224 presos, cifra que se redujo a 214 en 1990, según un estudio realizado por la Escula de Estudios Penitenciarios del Ministerio de Justicia.

A partir de 1990, la Dirección General de Instituciones Penitenciarias dejó de hacer públicos los datos sobre presos fugados, por lo que no puede saberse la cifra de éstos en 1991.

La mayoría de ellos aprovechó los permisos o el régimen abierto para no regresar a la prisión. Así, en 1989, 186 personas se fugaron utilizando este método, y otras 165 lo hicieron en 1990.

Sin embargo, Instituciones Penitenciarias no considera estas evasioes como tales, porque sólo contabiliza como fugas las que se producen desde dentro del centro penitenciario.

En la mayoría de los casos, como ha ocurrido hoy, los presos secuestran o retienen a funcionarios como rehenes.

Otra de las formas más comunes de evasión es la que se hace aprovechando las conducciones de presos que realiza la Guardia Civil.

Es el caso de la protagonizada el pasado domingo por Inocencio Monge, cuando huyó tras bajar del furgón policial que lo trasladaba desde la cárce de Gerona a la Audiencia Provincial.