La sentencia declara probada que la cirugía de aumento de mamas practicada por el citado doctor no obtuvo el resultado prometido, quedando en las mamas una disminución de la sensibilidad. La intervención practicada, además de no obtener el resultado esperado, ha producido a la paciente, según la sentencia, unas secuelas de carácter estético, funcional y psíquico "gravísimas".

La sentencia reconoce el llamado "daño desproporcionado", con independencia de la falta de técnica quirúrgica del licenciado en Medicina, dado que la paciente precisó hasta seis operaciones de reconstrucción de cicatrices y asimetrías mamarias, quedando una verdadera patología física y psíquica con tratamiento psiquiátrico.

La singularidad de la sentencia es que establece probado que el médico que la operó era un "simple licenciado en Medicina y que no estaba en posesión de la especialidad de cirugía estética y reparadora", lo que el tribunal considera "una temeridad al realizar una cirugía invasiva, amén de que podría estar incurso en presunto delito de intrusismo, previsto y penado por el Código Penal".

Además, la paciente no prestó el consentimiento informado, "por lo que no pudo prever los riesgos y complicaciones que podrían surgir". Sobre él pesan varios casos similares en la Costa del Sol.