Según informó este martes el Ministerio del Interior, el detenido almacenaba en su domicilio cerca de 6.000 dosis de medicamentos prohibidos, así como talonarios de recetas y tampones falsificados de sellos de médicos, con los que prescribía medicamentos a sus clientes para que los comprasen en las farmacias.

La policía conoció que un vecino del barrio madrileño de la Latina podía estar dedicándose en su domicilio al tráfico de sustancias estupefacientes, principalmente de medicamentos utilizados por los deportistas para aumentar el crecimiento muscular.

Al investigar, los policías tuvieron el convencimiento de que la persona vigilada era uno de los mayores distribuidores de la capital de este tipo de sustancias, debido a la numerosa clientela que acudía a diario a su domicilio.

Era conocido en el mundo de los gimnasios y del deporte del culturismo, no sólo en el ámbito nacional sino también internacional, y en el momento de su detención disponía de hasta nueve teléfonos móviles.

Todos los contactos los gestionaba mediante estos móviles, que empleaba a su vez para concertar citas con los clientes que deseaban adquirir sus productos. Se desplazaba con mucha frecuencia a polideportivos y gimnasios de la capital con las sustancias necesarias para empezar o continuar los tratamientos. Percibía cantidades próximas a los 800 euros por un único pedido.

Una vez detenido y con el preceptivo mandamiento judicial, los agentes llevaron a cabo la entrada y registro de su domicilio, donde se incautaron de 6.000 dosis de diferentes medicamentos.

Asimismo, los policías se incautaron de talonarios de recetas y tampones falsificados de caucho a nombre de diversos médicos, en los que figuraban números de colegiado.

Con todo ello, prescribía medicamentos a los clientes que deseaban adquirir el producto directamente de las farmacias. También disponía en su vivienda de una guía de referencia de anabolizantes y esteroides, tres sprays de defensa personal y una defensa eléctrica.

El ahora detenido extremaba las precauciones cada vez que abandonaba la vivienda con estos medicamentos. No sólo utilizaba nueve móviles para impedir que le siguieran la pista, sino que también conducía a gran velocidad o por vías con gran afluencia de vehículos al objeto de evitar que los agentes pudieran seguirle.