El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, avanzó en los pasillos del Congreso el intento de aprobar esa declaración y las reticencias que había en ese momento, cuando acababa de finalizar la primera sesión plenaria y estaba a punto de comenzar un nuevo debate en el hemiciclo.

En ese momento seguían las negociaciones, y poco después el portavoz del PNV, Aitor Esteban, señalaba que las principales reservas procedían de EH Bildu.

El texto que se intentó convertir en declaración institucional decía: "En el quinto aniversario del fin de la violencia de ETA, el Congreso de los Diputados manifiesta su satisfacción por un presente de convivencia en el recuerdo y homenaje a todas las víctimas del terrorismo. Afirmamos nuestro compromiso por un futuro donde las ideas políticas, desde la tolerancia, puedan seguir defendiéndose en libertad y en el respeto a los principios democráticos, y en el que ETA culmine su disolución".

Algunos partidos explicaban que también el PP mostró reservas durante la negociación pero con disposición a acercar posturas, y desde ese partido aseguraron que habían accedido a la aprobación del texto y fue EH Bildu quien imposibilitó el punto de encuentro final.

Para que un texto sea leído y aprobado por el Pleno del Congreso de los Diputados como declaración institucional es necesaria la unanimidad de los grupos parlamentarios, y la negativa de EH Bildu comportó la del Grupo Mixto haciendo imposible ese trámite.