Peligra el objetivo mundial de acabar con el hambre en 2030, según la FAO

MADRID
SERVIMEDIA

La capacidad futura de la humanidad para alimentarse está en peligro debido a la creciente presión sobre los recursos naturales, el aumento de la desigualdad y los efectos del cambio climático, y sin medidas adicionales no se alcanzará la meta de acabar con el hambre en el mundo en 2030, según un nuevo informe de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) hecho público este miércoles.

El informe, titulado ‘El futuro de la alimentación y la agricultura: tendencias y desafíos’, señala que en los últimos 30 años se han logrado avances reales y muy importantes en la reducción del hambre en el mundo, pero advierte de que “el aumento de la producción alimentaria y el crecimiento económico tienen a menudo un alto coste para el medio ambiente”.

“Casi la mitad de los bosques que en tiempos cubrieron la tierra han desaparecido. Las fuentes de agua subterránea se están agotando rápidamente. La biodiversidad ha resultado seriamente dañada”, apunta el informe, con lo que, según el director general de la FAO, José Graziano da Silva, “los límites del planeta pueden verse superados de continuar las tendencias actuales”.

El informe indica que el planeta rozará posiblemente los 10.000 millones de personas en 2050 y que, en un escenario de crecimiento económico moderado, ese aumento de población impulsará la demanda mundial de productos agrícolas en un 50% más sobre los niveles actuales, lo que intensificará la presión sobre unos recursos naturales que ya escasean.

Al mismo tiempo, habrá más personas consumiendo menos cereales y mayores cantidades de carne, frutas, hortalizas y alimentos procesados, resultado de una transición global de los hábitos alimentarios que seguirá añadiendo mayor presión, lo que causará más deforestación, degradación de la tierra y emisiones de gases de efecto invernadero.

Junto a estas tendencias, el clima cambiante del planeta creará obstáculos adicionales. “El cambio climático afectará a todos los aspectos de la producción alimentaria”, según los expertos. Aquí se incluyen una mayor variabilidad de las lluvias y el aumento de la frecuencia de sequías e inundaciones.

600 MILLONES DE PERSONAS SUBALIMENTADAS

La pregunta clave que plantea la FAO en su publicación es si los sistemas agrícolas y alimentarios mundiales serán capaces en el futuro de satisfacer de manera sostenible las necesidades de una creciente población mundial. La respuesta es afirmativa porque los sistemas alimentarios del planeta pueden producir alimentos suficientes y de manera sostenible, pero ello requerirá de profundas transformaciones.

El informe señala que demasiadas personas seguirán pasando hambre en 2030, año en el que la agenda de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) ha fijado la erradicación de la inseguridad alimentaria y la malnutrición crónica, sin un impulso por invertir y readaptar los sistemas alimentarios.

“Sin esfuerzos adicionales para promover el desarrollo en favor de los pobres, reducir las desigualdades y proteger a las personas vulnerables, más de 600 millones de personas estarán todavía subalimentadas en 2030”, según el estudio. De hecho, el ritmo actual de progreso ni siquiera sería suficiente para erradicar el hambre para 2050.

Dado el escaso margen para expandir el uso agrícola de más tierras y recursos hídricos, los aumentos de la producción necesarios para satisfacer la creciente demanda de alimentos tendrán que venir principalmente de mejoras en la productividad y de la eficiencia en el uso de los recursos.

“Los sistemas agrícolas que requieren un uso intensivo de insumos y recursos y que han causado deforestación masiva, escasez de agua, agotamiento del suelo y niveles elevados de emisiones de gases de efecto invernadero no pueden ofrecer una producción agrícola y alimentaria sostenible”, apuntan los expertos en el informe.

El principal reto es producir más con menos preservando y mejorando al tiempo los medios de subsistencia de los pequeños agricultores familiares y asegurando el acceso de los más vulnerables a los alimentos. Para ello, se necesita un enfoque de doble vía que combine la inversión en protección social (para abordar de inmediato la subalimentación) e inversiones en actividades productivas en favor de los pobres (en especial, la agricultura y en las economías rurales) para aumentar de forma sostenible sus oportunidades de obtener ingresos.

(SERVIMEDIA)
22 Feb 2017
MGR/gja