Los dos fenómenos meteorológicos impactaron de forma sucesiva sobre un territorio ya golpeado por un terremoto en septiembre, provocando el desplazamiento de 1,8 millones de personas. Muchas de ellas permanecen en centros de evacuación saturados y sin acceso a servicios básicos, mientras que se han registrado 238 personas fallecidas y 112 desaparecidas.

Las provincias de Cebú, islas Dinagat, Negros Occidental, Aurora, Albáy y Camarines Sur se encuentran entre las más afectadas, con daños masivos en viviendas, infraestructuras y sistemas de agua. Solo en Cebú se contabilizaron 150 muertes y más de 10.000 viviendas destruidas o dañadas.

EVALUACIONES SOBRE EL TERRENO

Los equipos de la organización se encuentran desplegados en Cebú, islas Dinagat y la región de Bicol, realizando evaluaciones rápidas en coordinación con las autoridades locales. En la ciudad de Talísay están evaluando el impacto del tifón Tino y apoyando los esfuerzos para restablecer servicios esenciales.

Asimismo, se activaron los mecanismos de respuesta rápida y se movilizaron los recursos del consorcio Access para intervenciones iniciales en agua, saneamiento, refugio y asistencia en efectivo. La organización centra ahora sus esfuerzos en proporcionar agua potable, refugio, alimentos y protección en centros de evacuación.

Las familias que aún vivían en refugios temporales tras el terremoto de septiembre tuvieron que ser evacuadas nuevamente debido a las inundaciones. Esta situación agravó la vulnerabilidad de comunidades que ya enfrentaban procesos de recuperación tras desastres anteriores.

CRISIS HUMANITARIA RECURRENTE

Por su parte, la coordinadora de nutrición del equipo de emergencias, Cristina Izquierdo, que se encuentra en el país desde octubre, alertó sobre la magnitud de la crisis. "Al recorrer las comunidades afectadas, he visto de primera mano los efectos devastadores: días sin agua ni electricidad, hogares perdidos y familias que se preguntan cómo prepararse para el próximo desastre", declaró.

La experta subrayó la importancia de "invertir en la resiliencia a largo plazo para que las comunidades puedan soportar los efectos cada vez mayores del cambio climático". Estos tifones representan el vigésimo fenómeno meteorológico extremo que impacta en Filipinas durante este año.

De otro lado, la organización identificó cuatro áreas prioritarias: asistencia alimentaria, agua potable con kits de higiene, refugios de emergencia con materiales de reparación, y apoyo psicosocial con medidas de protección en centros de evacuación.

Finalmente, Acción contra el Hambre hizo un llamamiento urgente a la comunidad internacional para movilizar recursos adicionales que permitan ampliar la respuesta humanitaria y apoyar a las familias que enfrentan esta cadena de desastres en uno de los países más vulnerables ante eventos climáticos extremos.