Cultura

La adaptación de ‘La madre de Frankenstein’, de Almudena Grandes, abrirá la temporada en el María Guerrero

Madrid
SERVIMEDIA

El Centro Dramático Nacional (CDN) llevará a las tablas del teatro María Guerrero de Madrid ‘La madre de Frankenstein’, la adaptación de la novela homónima de Almudena Grandes (1960-2021), una obra que habla de España y “de dónde venimos y a dónde vamos” y que reflexiona en torno a la siguiente pregunta: ¿Puede un país convertirse en manicomio?

La obra fue presentada este miércoles en el María Guerrero en una rueda de prensa en la que estuvieron presentes el director del CDN, Alfredo Sanzol, la directora Carme Portaceli, y el elenco de actores, encabezado por Blanca Portillo.

‘La madre de Frankenstein’ se representará en el teatro María Guerrero entre los días 29 de septiembre y 12 de noviembre, con casi todo el papel vendido, para después dar el salto al Teatre Nacional de Catalunya, donde estará en cartel entre el 23 de noviembre y el 30 de diciembre.

En su intervención, Alfredo Sanzol señaló que para el CDN resulta “emocionante” abordar el montaje de ‘La madre de Frankenstein’, aunque lamentó que “falta Almudena Grandes”. No obstante, subrayó que la escritora madrileña está presente en la obra. “Su ausencia forma parte de este proyecto”, apostilló.

Carme Portaceli explicó que esta coproducción del CDN y del Teatre Nacional de Catalunya ha sido posible tras dos años de conversaciones para concretarla, situando su génesis en el momento en el que propuso a Almudena Grandes la posibilidad de adaptar alguna de sus novelas, quien en un primer momento no respondió afirmativa o negativamente a tal ofrecimiento.

No fue hasta unos días después cuando la escritora madrileña llamó por teléfono a Carme Portaceli para aceptar la oferta, excusando su tardanza en responder en el hecho de que había sentido una mezcla de “vértigo e ilusión” ante tamaño desafío. Desde ese momento, ambas intercambiaron pareceres acerca de cuál de los trabajos de Almudena Grandes era más susceptible de ser llevado a las tablas.

Finalmente, Almudena Grandes remitió a Carme Portaceli una copia de ‘La madre de Frankenstein’ en 2019 antes de su publicación, indicándole que le parecía el texto propicio para adaptarlo al teatro.

A partir de entonces, Carme Portaceli comenzó a trabajar con Anna Maria Ricart en la dramaturgia de la novela, encontrando relativamente pronto un “método de trabajo y un lenguaje común”. A pesar de la complicidad, ambas se dieron cuenta de inmediato de que se encontraban ante el trabajo “más complejo” que habían realizado por la densidad espaciotemporal y de personajes de la novela.

Su representación “podría durar 35 horas”, confesó Portaceli, quien expuso que finalmente su duración es de 3:20 horas (25 minutos más, si se cuenta el descanso). “Pero pasan volando”, aclaró la directora valenciana, porque la historia es “interesante” y porque “habla de nuestro país, de dónde venimos y de adónde vamos. Habla de nosotros”. Señaló que el resultado final es “fantástico”, es “muy teatral” y “muy fiel al mundo de Almudena, a su corazón, a lo que quería mostrar”.

TRAMA DE LA OBRA

Carme Portaceli comentó que ‘La madre de Frankenstein’ se centra en la figura de Aurora Rodríguez Carballeira (1879-1955), “la parricida más famosa de la historia de España”; una persona a quien “nunca puedes odiar, como le pasaba a Almudena, porque hay algo de su inteligencia, de su vulnerabilidad, de su necesidad de ser amada, que te atrapa. Es un personaje que te toca muchísimo”.

Cuando lleva varios años internada en el manicomio de Ciempozuelos (Madrid), aparece en su vida Germán Velázquez, un psiquiatra que huyó al término de la Guerra Civil española y que regresa en la década de 1950 y que aporta “el contaste propio de quien descubre el país y a las personas que viven ahí” después de muchos años viviendo en el exilio.

La puesta en escena de la obra es “muy sobria”, teniendo como eje el manicomio, que se concibe como una metáfora de aquella España “con restricciones de todo tipo y con falta de empatía”. “Ojalá Almudena la pudiera ver; seguro que le gustaría”, manifestó.

Blanca Portillo expuso que la historia se sitúa en una “década horrible” (la de 1950), cuando “se pierde la esperanza de que la comunidad internacional ayudará a España y se asume que la dictadura perdurará”. “Lo bonito”, añadió la actriz, es que “entre las piedras brotan flores y se enciende la luz en la oscuridad”.

PERSONAJE “COMPLEJO”

Detalló que el personaje que interpreta en la obra -Aurora Rodríguez Carballeira- es “complejo”, ya que fue una persona “de clase alta, culta, valiente, comprometida socialmente, pero que tenía una enfermedad mental”. Esta mujer convirtió a su hija, Hildegart Rodríguez Carballeira (1914-1933), en su “proyecto vital” y, en un momento, “como no ha salido como ella quería la mata” de cuatro tiros en la cabeza.

Blanca Portillo, que refrendó la importancia de abordar en una obra de teatro la salud mental, reconoció que se ha encariñado con su personaje, ya que “sufre mucha incomprensión, nadie la quiere”. Esto le sirvió para indicar que se ha documentado mucho sobre la paranoia para preparar el personaje, observando que la gente que sufre esta enfermedad “no ha sido querida en su infancia”, una carencia sentimental que, en el caso de Aurora Rodríguez Carballeira, le lleva a “sentirse tan especial que cree que el mundo le odia y le persigue”.

Abundó en que Aurora Rodríguez Carballeira era una “superdotada”, con una “capacidad para la docencia fuera de lo común”, como lo demuestra con María Castejón, la nieta de los jardineros del manicomio, a quien enseña a leer y escribir e instruye en muchas materias.

La actriz reconoció que Almudena Grandes ha estado “muy presente” en la concepción de este proyecto, sobre el cual se siente “muy feliz y muy orgullosa”. “Quería mucho a Almudena, hablo con ella cada dos por tres”, dijo.

Por su parte, Pablo Derqui reseñó que su personaje (Germán Velázquez) aporta una “mirada externa” ante “la opresión y el encarcelamiento mental” de la dictadura a través de una nueva medicina, que es una metáfora frente “al encorsetamiento del franquismo y la opresión de la Iglesia”.

IMPORTANCIA DE LA MEMORIA

Macarena Sanz, que da vida al personaje de María Castejón, explicó que el elenco acude continuamente al libro para buscar “información” a partir de la cual interpretar a sus personajes, y ensalzó la importancia de esta obra, ya que representa un “acto de memoria, algo que cuesta mucho en nuestro país”. Sólo por eso, aseveró, “es muy importante hacer esta obra”.

Defendió que la duración de la obra (superior a las tres horas) “permite contar bien la historia” y evita “pasar por encima” de determinados pasajes con importancia sobre el conjunto. En la misma línea, Belén Ponce de León, que interpreta a siete personajes, comentó que la obra sirve para “prestar alma, porque hablamos de nuestros abuelos”.

ALMUDENA GRANDES

La directora y los actores transmitieron que han tenido presente en todo momento a Almudena Grandes, por quien ratificaron su respeto y su admiración, y lamentaron que la escritora no vaya a poder ver la obra.

A pesar de ello, su viudo, el poeta y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, sí ha acudido a un ensayo, una experiencia que “fue súper emotiva” para todos ellos y para el propio García Montero, quien confesó haberse sentido “muy emocionado”, según atestiguó Carme Portaceli.

(SERVIMEDIA)
27 Sep 2023
MST/gja