Pese a esta coincidencia, el presidente de UPTA, Eduardo Abad, subrayó que esta reforma, “lo que hace es devolver parte de lo extraído, de lo quitado, que tenían los trabajadores” antes de la aprobación de la reforma laboral de 2012.

Además, defendió que da “más fortaleza” al diálogo social que, a su juicio, es el que debe “decidir los movimientos del mercado de trabajo”.

Igualmente, manifestó su deseo de que este acuerdo sea “el preludio” de un pacto de la mayoría de agentes sociales para reformar el sistema de cotizaciones de los autónomos que ahora debate el Ministerio de Seguridad Social con las asociaciones de autónomos y con los interlocutores sociales.

ACUERDO DE MÍNIMOS

En cambio, el presidente de ATA, Lorenzo Amor, declaró, durante un encuentro sobre el futuro de los autónomos en España organizado en Sevilla por la Asociación de Ingenieros Industriales en Andalucía Occidental, que la reforma laboral es “un acuerdo de mínimos” pero “equilibrado para mantener la flexibilidad de las empresas en el ámbito laboral”.

A su juicio, es positiva para que cada día las empresas tengan “más trabajadores indefinidos” y con “certidumbre”, y es un acuerdo que “ya nos gustaría que llegaran más los partidos” porque “lo necesita el país”.

No obstante, subrayó que el primer texto que presentó el Gobierno sobre la reforma laboral era “marxista” y era “una derogación” de la ley de 2012 pero el acuerdo de diciembre es solo “una corrección de determinados aspectos” de la legislación anterior y que la mantiene intacta en “un 95%”.

Por otro lado, la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) valoró “positivamente” la convalidación de la reforma laboral “sin incluir cambios que socaven la unidad de mercado”. Además, agradeció que se haya tenido en cuenta “el esfuerzo por alcanzar un pacto en el diálogo social”.