Tras el asesinato en Vitoria de Máximo Casado, funcionario de la prisión de Nanclares de Oca, Mosquera expresó su sentimiento de "dolor, rabia e impotencia".

"Las palabras, los funerales, las concentraciones, a ETA le dan exactamente igual porque ellos han declarado la guerra y les sirve cualquier persona, cualquier individuo, cualqueir ciudadano con su sangre. Lo que necesitan es la sangre de las personas para lanzar un mensaje con ds componentes: uno de miedo, de decir `podemos matar en cualquier sitio', y otro de publicidad para hacer ver a todo el mundo que están aquí y que hacen todo lo que pueden por ese país suyo de ficción", explicó.

Ante esta situación, Mosquera afirmó que la única salida pasa por "ser capaces de quitarnos los complejos, las diferencias que podamos tener entre nosotros, y pedirle a la comunidad internacional, a nuestra policía y nuestras autoridades que nos ayuden a detener a estos asesinos, que se les vaa meter en la cárcel y que sepan que se van a pudrir en la carcel".

"Esto es lo único que nos puede devolver la esperanza a los demócratas y a los ciudadanos de buena voluntad", concluyó.