Movilidad
Los billetes VIP de aerolíneas europeas emiten entre cuatro y cinco veces más CO2 que los de clase turista
- Según Greenpeace, que propone un impuesto mínimo sobre los de primera clase y en ‘business’, con 3.300 millones anuales en ingresos para los países
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
Los vuelos en primera clase y clase ‘business’ de las aerolíneas europeas emiten entre cuatro y cinco veces más CO2 por pasajero y kilómetro recorrido que los de clase turista, principalmente porque ocupan más espacio y transportan más peso por viajero.
Así se desprende de un nuevo análisis a escala europea realizado por T3 Transportation Think Tank para Greenpeace y difundido este miércoles.
El estudio analiza los vuelos de larga distancia en 44 países europeos (los de la UE, Reino Unido, Suiza, Noruega, Turquía, las naciones balcánicas, la mayoría de los países del Cáucaso y algunos otros Estados más pequeños), operados por 24 aerolíneas europeas que utilizan 16 tipos diferentes de aviones de fuselaje ancho, los cuales suelen incluir espacios dedicados a vuelos en primera clase y/o clase ‘business’.
La investigación se basa en datos de 2024. Las conclusiones sobre el número total de pasajeros de primera clase y clase ‘business’ son conservadoras, ya que se excluyeron las aerolíneas no europeas, así como los vuelos de corta y media distancia que ofrecen esos billetes.
El estudio revela que, aunque los vuelos en primera clase y clase ‘business’ solo representan un 14% del total, son responsables de más de un 36% de todas las emisiones del sector aéreo.
Si se incluye la clase económica premium, los viajes de lujo (un 21% del total) son responsables de cerca de un 44% de las emisiones.
IMPUESTOS
Pese a su impacto perjudicial sobre el clima, no existe ninguna limitación ni impuesto en Europa sobre los viajes aéreos de lujo, aunque la introducción de tasas globales a este tipo de billetes contó con el respaldo político de un conjunto de países, entre ellos, España, en cumbre sobre desarrollo sostenible celebrada el pasado junio en Sevilla y la conferencia climática COP30 de noviembre en Belém (Brasil).
Por ello, Greenpeace pide a la UE y a todos los gobiernos europeos que establezcan medidas concretas e introduzcan impuestos efectivos para los vuelos en primera clase y clase ‘business’.
Esta organización ha calculado que un impuesto mínimo de 220 euros por cada billete de clase ‘business’ de larga distancia, 340 en primera clase y 75 euros en clase económica premium vendido en Europa podría generar al menos 3.300 millones de euros anuales en ingresos fiscales para los países europeos sin aumentar los costes para la mayoría de la población.
Greenpeace propone que estos ingresos se utilicen para “revertir la actual desigualdad e incrementar la acción climática”. “En el caso español, una figura fiscal de este tipo podría financiar el transporte público y hacerlo más asequible, reforzando, por ejemplo, el abono único de transporte que se acaba de anunciar”, añadio.
“ASIENTOS PARA PRIVILEGIADOS”
Solo en 2024 se vendieron al menos 19 millones de billetes en primera clase, clase ‘business’ y clase económica premium para viajes de larga distancia desde Europa, lo que refleja una tendencia creciente entra las aerolíneas europeas a ampliar su oferta VIP con foco en las clases más pudientes.
Según el estudio, el año pasado se vendieron 1.094.196 billetes VIP con salida desde España. Las dos aerolíneas con vuelos con salida desde España (Air Europa e Iberia) comercializaron 271.436 y 822.760 vuelos de lujo, respectivamente.
“Un solo vuelo de ida en primera clase de Madrid a Ciudad de México genera aproximadamente 1,7 veces las emisiones de gases de efecto invernadero de una persona de España en todo un año. Los vuelos VIP, que solo disfrutan una minoría, tienen un coste desproporcionadamente alto para el planeta”, según Cristina Arjona, coordinadora de la campaña de movilidad de Greenpeace.
Arjona subraya que “estos asientos para privilegiados están subvencionados con el dinero de toda la ciudadanía a través de exenciones fiscales sobre el combustible de aviación y el IVA”.
“Es fundamental poner en marcha el principio de 'quien contamina paga'. No es aceptable que una pequeña élite pueda disparar sus emisiones sin responsabilizarse por el impacto generado”, recalca.
EL MOMENTO ES “AHORA”
Por otro lado, un análisis reciente del instituto de investigación neerlandés CE Delft ha demostrado que la introducción de impuestos globales sobre los billetes de avión, incluidos los de primera clase y clase ‘business’, sería legalmente viable y políticamente pertinente.
“El sector de la aviación está ampliamente subvencionado, principalmente mediante la concesión de enormes ventajas fiscales”, según Greenpeace. Por ejemplo, no se aplica ningún impuesto sobre el combustible (queroseno) a los vuelos transfronterizos, ni tampoco el impuesto sobre el IVA.
Por el contrario, el transporte público terrestre, como las compañías ferroviarias, tiene que pagar impuestos sobre la energía, tasas ferroviarias o de peaje y el IVA en la mayoría de los países europeos.
“Ahora que la UE discute sus prioridades presupuestarias para los próximos años, pedimos al Gobierno español que lidere dentro de la UE una fiscalidad más justa y verde que haga pagar a los más ricos y contaminantes y, con ello, financiar las soluciones que la ciudadanía necesita para tener viviendas dignas, transporte público de calidad y alimentación sana, en vez de subvencionar con dinero público las actividades contaminantes de una minoría privilegiada”, según Carlos García Paret, coordinador de la campaña Dinero&Soluciones de Greenpeace.
Varios países, como Francia y Reino Unido, ya han comenzado a gravar los billetes de avión de primera clase y clase ‘business’, y España anunció en la reciente COP30 que apoyará su introducción como parte del Grupo de Trabajo sobre Impuestos Solidarios Globales.
Greenpeace apunta que “ahora es el contexto adecuado”, ya que se está negociando en Bruselas el Marco Financiero Plurianual para 2028-2034, con casi dos billones de euros, y se está estudiando la introducción de nuevos ‘recursos propios’ para responder a amenazas y oportunidades de la próxima década, como el cambio climático.
(SERVIMEDIA)
17 Dic 2025
MGR/gja


