Así lo demandó durante su intervención en un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum en Barcelona, donde exigió a las fuerzas progresistas que no “copien” el “proyecto de la ultraderecha” y subrayó que pese a que la población migrante sufre mayores tasas de pobreza, de entorno al 25%, “no es verdad que las personas migrantes sean fundamentalmente las beneficiarias de prestaciones sociales”.

En este punto, Campuzano advirtió de que el “tiempo político” que vive “toda Europa” está “caracterizado por la idea del miedo y la incertidumbre” y de que las “fuerzas políticas progresistas” tienen que ser “capaces de ofrecer proyectos de país inclusivos y políticas que den respuestas” sin “copiar el discurso de la extrema derecha” y en mitad de un “proceso de transformación demográfica tan intenso” y con retos en torno al “futuro de la lengua y de la identidad” y en el que el “debate de la migración está vinculado”.

Tras admitir que no es capaz de “imaginar la nación catalana” sin la “aportación” de la migración, alertó sobre el hecho de que las “incertidumbres y preocupaciones de muchos ciudadanos no encuentran respuestas”, lo que puede ser aprovechado por los “demagogos”.

“El sentimiento de pertenencia necesita que la cohesión social funcione”, aseveró, convencido de que “viviendo juntos hay más oportunidades” y de que Cataluña se enfrenta a un “reto que no es nuevo, pero tiene características sustancialmente diferentes” al vivido en épocas anteriores.

Junto a ello, apostó por “reforzar las estructuras comunitarias y las políticas sociales” en barrios que se están “quedando descolgados”, así como el papel del tercer sector, consciente de contar con “más implicación comunitaria ante todo los desafíos planteados como sociedad”, que incluye también la lucha contra la soledad no deseada o por preservar la salud mental de colectivos como el de los jóvenes.