En concreto, desde Hostelería de España apuntan a que la salida de españoles al extranjero ha sido "muy importante" este verano, lo que resta ocasiones de consumo en restauración. Asimismo, ponen el foco sobre las viviendas de uso turístico y aseguran que el incremento de costes y precios reducen el consumo en restauración. "La incertidumbre general está reduciendo la propensión al consumo de las familias y eleva a máximos los niveles de ahorro en nuestro país", afirmó Hostelería de España que también menciona la fiscalidad, el incremento de las cotizaciones de seguridad social y no deflactar el IRPF como factores que mermab de la capacidad de compra de las familias.

También señalan que las olas de calor inciden de "forma directa" en la afluencia a las terrazas e indican que la desetacionalización resiente el consumo en temporada alta. Pese a esto, desde Hostelería de España constatan que este verano se ha mantenido "estable" ya que el 49% considera que la temporada de verano ha sido mejor o similar a la del año pasado, mientras que un 51% percibe un balance peor.

En general, agosto mostró un comportamiento más favorable que julio, con un 48,2% de los hosteleros destacando una mayor afluencia de visitantes. No obstante, en ambos meses se vivió una moderación en el gasto. El porcentaje de los que observan un comportamiento similar entre los dos meses se ha ampliado hasta un 38,2%.

CAE LA RENTABILIDAD

Asimismo, el organismo aclaró que aunque la temporada de verano comenzó con un incremento del 2,8% en la facturación de bares y restaurantes en junio respecto al año anterior, en términos de rentabilidad supuso una caída de un 1,2%, según datos del INE.

Además, la evolución media en los meses de julio y agosto para la mitad de los encuestados fue hasta un 10% inferior a la de 2024 mientras que un 11% la considera igual. En el lado contrario, un 31% constata un incremento de hasta un 10%.

Entre las notas positivas, Hostelería de España destacó que el gasto de los turistas extranjeros aumenta, especialmente en el alojamiento, donde en el mes de julio realizó un gasto un 8,6% superior, mientras que en manutención la subida fue de un 3,6% respecto a la del mismo mes del año anterior.

La evolución fue similar en las distintas zonas geográficas. Las actividades de alojamiento mostraron un comportamiento más sólido y dinámico que las de restauración, especialmente en destinos turísticos consolidados y este mejor comportamiento se tradujo en mayores niveles de ocupación y una recuperación más estable de la demanda internacional.

Igualmente, el número de visitas se ha mantenido o incluso ha crecido ligeramente, aunque se ha observado una reducción significativa en el gasto medio por cliente. El ticket medio ha descendido, lo que indica una mayor prudencia en el consumo por parte del turista nacional.

Respecto al tipo de establecimientos, esta tendencia ha afectado especialmente a los negocios de restauración, que dependen en gran medida del gasto espontáneo y diario. No obstante, en todos ellos se muestra un menor gasto.

Con relación al empleo, aunque ha bajado el ritmo de crecimiento respecto a meses anteriores - evolución habitual en los meses estivales dado que la temporada alta comienza con la Semana Santa-, en julio y agosto se superó la cifra récord de dos millones de trabajadores en el sector.

Por último, las perspectivas para el último trimestre del año apuntan a una tendencia a la baja, influida por la contención del gasto observada durante el verano, y por una moderación en el ritmo de crecimiento. Para el cierre del año se espera una estabilización, con un crecimiento más moderado que en 2024, en torno al 3 y 4%, aunque en términos de rentabilidad podría ser inferior.

Según la encuesta, un 32% de los hosteleros prevé una facturación similar a la de 2024, mientras que un 53% estima que será inferior. Por el contrario, un 16% confía en que la facturación mejorará.