Las vacaciones de Semana Santa vacían as calles de la ciudad, pero llenan las salas de los principales museos. Estos días son aprovechados por numerosos visitantes, españoles y extranjeros, para contemplar las exposiciones del Reina Sofía, la Fundación Thyssen y otros centros madrileños.

Sin embargo, este año las cifras de visitas pueden verse afectadas por el cobro de la entrada, puesto en marcha en abril de 1994, que ha hecho descender el número de visitantes españoles, dado que ya no pueden entrar gratis como hacían desde 1982.

Dao que las vacaciones de Pascua son aprovechadas por muchos españoles para hacer visitas culturales, la proporción de ciudadanos nacionales puede verse mermada ante el "inconveniente" del precio.

AÑO TRAS AÑO

Entre los días 31 de marzo y 3 de abril de 1994 (desde Jueves Santo hasta el Domingo de Resurrección) acudieron al Prado un total de 27.766 personas, frente a 25.120 de los mismos días de 1993. En realidad, estas cifras corresponden a tres días, ya que el Viernes Santo no abre sus puertas el muso.

Otra pinacoteca nacional, el Reina Sofía, registró 16.410 visitantes entre las mismas fechas del año pasado (el museo no cerró ningún día), siendo el Sábado Santo (4.922 entradas) el día que más afluencia tuvo. Sin embargo, fuentes del Reina Sofía indicaron a esta agencia que la jornada con más visitantes de 1993 fue el 6 de diciembre, con 9.894.

Por el palacio de Villahermosa, que recoge la colección Thyssen, en la Semana Santa de 1994 pasaron 12.068 personas desde jueves a domingo. El vierne, que, como se ha dicho, no abrió el cercano Museo del Prado, fue la jornada más concurrida de las cuatro, con 3.500 visitantes.

Hay que recordar que mientras el Prado y el Reina Sofía eran gratuitos para los españoles el año pasado, no así el Thyssen, que costaba 600 pesetas. Este centro registró su récord de 1993 el domingo 5 de diciembre, con 5.000 visitantes.

Un portavoz de la Fundación explicó a Servimedia que sólo el 20 por ciento de los ciudadanos que vieron la colección el año pasado resiían en Madrid. La mayoría, el 60 por ciento, procedían de otros puntos de España, mientras que el 20 por ciento restante fueron extranjeros.