Para la Cámara, las causas del bajo crecimiento de la economía madrileña son la reducción de la demanda iterna y la falta de flexibilidad de la oferta productiva. El PIB aumentó por debajo de la media nacional y se basó exclusivamente en los servicios.

La inflación se situó en un 6,0, una décima más que el resto de España. El producto que más se encareció en ese año fue la medicina, que subió un 13,5.

Las inversiones extranjeras en la Comunidad de Madrid supusieron un 40,2 por ciento del total nacional en 1992, con un importe de 768.744 millones de pesetas.

En cambio, la balanza entre exportacines e importaciones refleja un saldo negativo de 1.785.600 millones de pesetas (2.462.079 millones de compras por 676.478 millones de ventas).

EMPLEO Y PARO

El empleo creció en 1992 un 0,9 por cien medio anual (frente al descenso del 1,9 por cien del resto del Estado español), lo que significa que la economía madrileña generó 15.000 empleos netos el año pasado, según datos de la EPA recogidos en el estudio. De los 15.000 empleos creados, 13.000 correspondieron a mujeres.

Por sectores, el desceno más espectacular se produjo en la agricultura, que perdió casi la mitad de sus efectivos (un 45,9 por cien) en el año 92, y en la construcción, con una reducción del 5,2 por cien.

El número de parados inscritos en las oficinas de empleo de la comunidad ascendió a 209.600 personas en la media de los doce meses de 1992, es decir, un 1,5 por ciento más que en 1991.

Otro dato que muestra la ralentización de la actividad es que el consumo de electricidad se incrementó sólo un 1,6 por cien, lo que cotrasta con el crecimiento del 9,5 por cien registrado en 1991. No obstante, el consumo de gas natural aumentó un 7,7 por ciento.