En esta obra se recopilan los informes de cuatro reuniones de expertos que tuvieron lugar, bajo los auspicios del CICR, entre 1989 y 1991.

Según Louise Doswald-Beck, asesora jurídica del CICR y autora de "Armas que causan ceguera", "los especialistas afirman que la tecnología de hoy permite producir sistemas portátiles ligeros, para ser utilizados a la vez con fines antisensor y antipersonal. La naturaleza de sus rayos, la cantidad de energía y la frecuencia utilizada son la mismas, sea que se trate de poner un sensor fuera de uso, sea que se quiera causar lesiones oculares".

Doswald-Beck añade que "los datos recopilados demuestran que los sistemas antisensor y antipersonal pueden causar la ceguera definitiva a cualquier persona que se encuentre en un radio de un kilómetro".

En el informe se indica además que, en el contexto de los traumatismos debido al combate, la ceguera es considerada como la más debilitante y la más temida de todas las invalideces de guerra.

En "Armas que causan ceguera" se pone de relieve que el desarrollo, la producción, el uso y la circulación de las armas láser no están específicamente controlados por tratado alguno. Su perfeccionamiento podría propiciar la evolución de otros tipos de armas de energía dirigida, como el arma ultrasónica para atacar un órgano vital.

Según los datos disponibles, el peligro que supone el arma láser supera, con mucho, su utilidad militar. Por ello, el Comité Internacional de la Cruz Roja exhorta a examinr seriamente, antes de que sea demasiado tarde, los peligros de las armas que causan ceguera durante la Conferencia de revisión de la Convención de las Naciones Unidas de 1980.