EL CULTIVO DE OPIO SE QUINTUPLICÓ ENTRE 2004 Y 2006 EN LA PROVINCIA DE AFGANISTAN DONDE OPERAN LAS TROPAS ESPAÑOLAS
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La superficie dedicada al cultivo de opio en Badghis, la provincia del norte de Afganistán donde operan los 700 soldados de las tropas españolas, se ha más que quintuplicado entre 2004 y 2006, al pasar de 614 a 3.205 hectáreas.
En ese mismo periodo, la superficie de cultivos de opio en todo Afganistán aumentó un 26%, al pasar de 131.000 a 165.000 hectáreas, hasta conventir a este país asiático en suministrador mundial casi exclusivo de opio, una planta de la que viven actualmente 2,9 millones de afganos, el 12,6% de la población.
Sólo seis de las 34 provincias del país están libres del cultivo de la droga, todas ellas situadas en torno a la capital, Kabul, según el "Informe del Opio en Afganistán 2006", realizado por la United Nations Office on Drugs and Crime (UNODC), al que tuvo acceso Servimedia.
La provincia donde operan las tropas españolas puede al menos esgrimir un limitado éxito en la política de erradicación de cultivos, ya que en 2006 se suprimieron 602 hectáreas, cifra que se compara muy favorablemente con el cero absoluto del ejercicio precedente.
Sin embargo, los pormenorizados datos de que dispone la UNODC ponen de manifiesto que Badghis es la segunda provincia en que más se ha incrementado el cultivo de opio entre 2004 y 2006, sólo superada por una provincia del sur, Nimroz, donde pasó de 115 a 1.955 hectáreas.
Olvidarse de erradicar el cultivo de opio, algo a lo que parecen inclinados tanto "codiciosos funcionarios como arrogantes señores de la guerra" tiene consecuencias directas sobre la salud y la vida de ciudadanos de países occidentales.
A este respecto, el informe de la UNODC es terminante: "las naciones de la coalición que prestan asistencia a Afganistán son también los mayores consumidores de heroina. Sus responsables sanitarios tienen que estar alerta porque la boyante cosecha de opio de este año significará más tragedias en sus ciudades".
"La experiencia muestra", añade, "que el suministro masivo de heroina no conduce a precios más bajos, sino a dosis de heroina de mayor pureza, lo que significa más muertes por sobredosis. Tememos que en 2007, una vez que la cosecha haya alcanzado los mercados minoristas, el opio afgano matará a más de las 100.000 personas" muertas por esta causa en un pasado reciente.
Este análisis, que firma personalmente el director ejecutivo de UNODC, Antonio María Costa, añade no menos tajantemente que no sólo los cultivadores afganos se benefician del narcotráfico. "Por todo el mundo, en demasiados centros financieros y paraisos fiscales, en demasiados bancos y corporaciones se blanquea el ingreso producido por el narcotráfico ilegal. Afganistán se lleva la mala fama, los extranjeros se llevan un buen ingreso: 50.000 millones de dólares", remacha.
Las medidas necesarias para reducir el cultivo de opio exigen tanto un incremento de la ayuda extranjera (partiendo del dato de que un cultivador de opio gana cinco veces la renta media afgana) como mano dura especialmente en la "turbulenta región sureste", envuelta en un círculo vicioso en el que "la droga financia a los terroristas y los terroristas protegen a los narcotraficantes".
"Hago un llamamiento al Ejército de Afganistán y a las fuerzas de la NATO", dice Antonio María Costa, "para que destruyan los laboratorios de heroina, desarticulen los bazares de opio, ataquen los convoyes de opio y lleven ante la justicia a los grandes traficantes".
448.000 FAMILIAS
Según el informe de la UNODC, "en 2006 se estiman en 448.000 las familias envueltas en el cultivo del opio, comparadas con 309.000 familias en 2005. Esto supone un aumento del 45%. Dado un promedio de 6-7 miembros por familia, 448.000 familias representan un total de alrededor de 2,9 millones de personas, un 12,6% de la población total de Afganistán, que es de 23 millones".
El resultado: una cosecha sin precedentes de 6.100 toneladas de opio, que supondrá unos ingresos "por encima de 3.000 millones de dólares este año", lo que hace de Afganistán "virtualmente el único suministrador mundial", convierte en "extremadamente ricos a un puñado de cargos públicos corruptos" y "arrastra al resto de Afganistán a un pozo sin fondo de destrucción y desesperanza".
El informe de la UNODC divulga también una encuesta realizada entre 3.107 granjeros de 1.554 pueblos de todo Afganistán, que revela que la principal razón de quienes dejaron el cultivo en 2006 fue la creencia de que va contra el islam (24,9%), seguida del sometimiento al criterio de los mayores (21,3%) y el temor a la erradicación (15,9%).
La razón esgrimida por quienes sí cultivan es principalmente el alto precio pagado (41,2%), la alta demanda del opio (16,3%) y, más sorpresivamente, los elevados costes de casarse (11,9%). El 98% de los granjeros consultados se mostraron dispuestos a dejar el opio si se les proporciona medios alternativos de vida, entre los que señalaron la posibilidad de obtener cosechas de productos igualmente rentables (26%), oportunidades de empleo (22%), acceso al crédito (12%) y subsidios agrícolas (10,5%), entre otros.
El informe de la UNODC, tras recordar que el propio presidente afgano, Hamid Karzai, advirtió de que ó Afganistán destruye el opio o el opio destruirá Afganistán, hace un seco comentario: "Como este informe muestra, nos estamos acercando peligrosamente a la segunda opción".
(SERVIMEDIA)
17 Sep 2006
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