"Cualquier proyecto que exige un apuntalamiento tiene que tener un cálculo técnico, un proyecto y una dirección efectiva de las obras, y por lo menos en estos dos siniestros no había una dirección real, ejecutiva de las obras, visada por los colegios", manifestó a Servimedia el jefe del Gabinete Técnico del Consejo de Colegios de Aparejadores, Carlos Aymat.

"Realmente, por ahorrase un dinero que al final no es muy importante (entre el 5 y el 10 porciento del presupuesto total, ya que hay honorarios libres) se contrata directamente a veces, o con técnicos interpuestos, la ejecución de las obras", añadió.

Sin embargo, el hecho de que haya un aparejador que dirija los trabajos "in situ" garantiza "calidad, seguridad y generalmente economizan precio", señaló Aymat.

Para los aparejadores, "es fundamental procurar documentar bien las obras, no falsear los datos por ahorrarse una cantidad pequeña de licencia del Ayuntamiento -a veces se declaran bras por debajo de las que realmente se ejecutan- y, luego, ser conscientes de que las casas que tienen bastantes años deben pasar revisiones; en la capital son obligatorias las inspecciones técnicas de edificios (ITE), pero la ITE no estudia en profundidad la estructura, sino que es una apreciación visual", indicó Aymat.

El responsable del Consejo de Aparejadores confía en que estos sucesos hagan reflexionar a los propietarios de los inmuebles e inviertan más dinero en su conservación. "En el coche, n la salud se cuida bastante y un edificio, en el que has invertido y te has hipotecado durante muchos años, sin embargo no se mantiene", concluyó Aymat.