En su discurso, Pérez Bueno lamentó que no se haya podido aprobar de momento esta reforma para que las mejoras de accesibilidad en los edificios no se vean limitadas por su coste. Resulta “esencial” a la hora de asegurar el derecho a una vivienda digna y accesible a las personas con discapacidad, explicó. “Debemos ser más reivindicativos y pedimos al nuevo ministerio que asuma (esta demanda) de forma prioritaria”.

Según manifestó Queiruga, “solo el 10% de las mejoras de accesibilidad que se llevan a cabo en España consiguen subvenciones”, por lo que reclamó “más ayudas públicas” en este terreno, a fin de que “los vecinos que acrediten no tener recursos suficientes (mediante un informe social) puedan hacer frente a estas obras”.

Exigió también modificar la Ley de Propiedad Horizontal para hacerlo posible y propuso la creación de un fondo estatal de accesibilidad, dedicado a extender estos criterios en obras públicas e infraestructuras y en las nuevas tecnologías y la sociedad de la información

Entre otras, este fondo podría ayudar a sufragar las mejoras de accesibilidad que las comunidades de vecinos no puedan asumir, propuso, porque “estamos hartos de pedir que nos dejen salir de nuestras casas”.

Los dos presidentes defendieron que el citado fondo de accesibilidiad universal, que también podría replicarse a nivel autonómico, se nutra del 1% de los Presupuestos Generales del Estado y de lo que las administraciones públicas recauden por los incumplimientos de la Ley General de Discapacidad.

Además, recomendaron incorporar información sobre accesibilidad en el Registro de la Propiedad, de forma similar el Certificado de Eficiencia Energética, para que las personas con discapacidad “sepan qué esperar antes de comprar una vivienda”.

En opinión de Luis Cayo Pérez Bueno, el porcentaje de viviendas en España que cumplen con los estándares de accesibilidad es “ínfimo”, y tampoco son demasiadas las que satisfacen los mínimos.

Por eso, Queiruga destacó la necesidad de “garantizar el diseño y la accesibilidad universal en las viviendas de nueva construcción”, sin olvidar que es necesario adaptar las ya existentes. “Sin vivienda accesible, asequible e inclusiva, no podemos hablar de otros derechos para las personas con discapacidad”, subrayó. “No cabe hablar ni de apoyos para la vida independiente ni de envejecimiento activo ni de nada si no hay una vivienda”, declaró.

A juicio de Pérez Bueno, representan “el soporte vital que permite otros muchos derechos”, y resaltó que se deben eliminar “todas las barreras físicas, cognitivas, comunicacionales o sensoriales que puedan presentar”. Insistió, además, en que las viviendas han de ser “asequibles”, tras recalcar que las personas con discapacidad registran una tasa de pobreza mayor que la población general. “Ingresamos menos por tener discapacidad, y además tenemos que gastar mucho más”, sentenció.

Entre otras medidas, abogó por que las ayudas Reina Letizia para la Inclusión puedan destinarse también a cuestiones de accesibilidad universal, ofrecer un mejor tratamiento fiscal a las viviendas que heredan las personas con discapacidad y permitir que las asociaciones del sector accedan al 4% que la ley reserva en el alquiler de vivienda pública a estas personas.

BIEN SOCIAL BÁSICO

Tras dedicar unas palabras de reconocimiento a Cocemfe por “llevar los asuntos de vivienda y hábitat a lugares preeminentes de la agenda política de la discapacidad”, Pérez Bueno aseveró que “el bien social básico de la vivienda, presupuesto de un hábitat inclusivo, no es un asunto más para las personas con discapacidad y para su sector social representativo, es por derecho propio, el gran tema, y lo será más en un futuro inmediato”.

“Accesible, asequible e inclusiva” son las tres demandas que las personas con discapacidad piden al bien básico de la vivienda y que el presidente de Cermi subrayó durante su discurso porque, tal y como recordó, “toda persona (con discapacidad) tiene derecho a vivir en un domicilio libremente elegido con los apoyos que precise y perteneciendo y participando de su comunidad”.

Para cada una de esas exigencias, desde Cermi se plantó un programa de acción política y legislativa que lo aproxime. En concreto, para que la vivienda sea accesible, el presidente de la entidad indicó que “la accesibilidad deberá girar en torno a tres ejes: medidas de accesibilidad universal propiamente dichas, el diseño para todas las personas y las adecuaciones razonables para los entornos preexistentes”. En cuanto al programa de acción relativo a este punto, la entidad propuso reformar la Ley de Propiedad Horizontal, la creación de un Fondo Estatal de Promoción de la Accesibilidad Universal, entre otras ideas.

Asimismo, y tras recordar que las barreras al bien básico de la vivienda “no son solo fácticas, sino también económicas”, Pérez Bueno expuso un programa de acción para “atajar la pobreza habitacional de las personas con discapacidad” que integra, entre otras acciones, contar con una fiscalidad proactiva, y con nuevas prestaciones públicas para personas con discapacidad en materia de vivienda.

Paralelamente a estas medidas, y para que las personas con discapacidad cuenten con una vivienda inclusiva, el Cermi formuló un plan de acción centrado en regular las fórmulas habitacionales innovadoras que den salida a la iniciativa de personas y grupos y entidades de discapacidad, desarrollar estrategias de desinstitucionalización y una protección reforzada de las personas con discapacidad contra la privación de la vivienda. “Las personas con discapacidad necesitan nuevas formas de habitabilidad y convivencia, con enfoque inclusivo e innovador” afirmó el presidente de Cermi.

Para finalizar, y después de enumerar otros cauces indirectos para promover el derecho a la vivienda digna y adecuada de las personas con discapacidad, Pérez Bueno aclamó que “la vivienda, y su consecuencia, un hábitat inclusivo, es tema de capital importancia en la agenda política de la discapacidad” y agregó “nuestro lugar en el mundo, como personas con discapacidad, se debate en la posibilidad de disponer y gobernar un espacio propio, al que podamos considerar hogar, poroso e intercomunicado, desde el que podamos abrirnos a una vida en comunidad satisfactoria. Nuestro campamento base para conquistar la cumbre, la inclusión”.