La consejera general de la ONCE, Ana Díaz Alonso; el director de Promoción Sociocultural, Artística y Deportiva de la ONCE, Ángel Luis Gómez; el coordinador del Museo Tiflológico, Fran Maldonado, el propio Antonio Sanz y Mireia Rodríguez, técnica del Museo Tiflológico, inauguraron la exposición en la tarde de ayer.

Antonio Sanz, que conocía el Museo Tiflológico “de oídas”, se mostraba emocionado antes de la inauguración, y comentó que “la escultura hay que tocarla, y en los museos no te dejan”. El título de la exposición lo da el hecho de que “toda piedra tiene su misterio, su espíritu, y hay que encontrarlo. Con el tallado y la forma que le das a la pieza lo que al final sacas es el espíritu”.

Autodidacta, aunque realizó varios cursos de bellas artes y arquitectura, Antonio Sanz, de origen venezolano y nacionalidad española, comenzó a tallar pequeñas obras en madera, hasta que la piedra llegó a sus manos, para sacar todo su espíritu. El mármol blanco, de Macael; y el mármol negro, de Marquina y Calatorao; y el alabastro son los materiales que utiliza para sus obras.

Se confiesa atraído por el arte abstracto y abstracto-figurativo y, en los últimos tiempos, está más interesado en la escultura en piedra. También le gustan las formas geométricas. Sus obras muestran un acabado liso y pulido, muy suave al tacto, algo que será muy apreciado por las personas ciegas que toquen su obra.

Antonio Sanz ha mostrado sus obras en diversas exposiciones, como la Exposición individual, Galería Fontanar, Riaza (Segovia, 2023); Exposición colectiva, VII Salón de Arte Abstracto (Madrid, 2022); Exposición colectiva, ‘88 Salón de Otoño’ (Madrid, 2022); o Exposición colectiva, ‘Concurso Internacional D´Escultura ICRE’ (Tarragona 2021).

El Museo Tiflológico es accesible a todos los públicos, donde se emplean, como canales de entrada de la información, el tacto y el oído, junto a la vista. En sus salas se muestran cuatro colecciones: la de maquetas de monumentos arquitectónicos, la de obras de artistas con discapacidad visual grave, la de material tiflológico y la de libros en braille y otros sistemas de escritura anteriores a la creación de la ONCE.

Se inauguró el 14 de diciembre de 1992 y es un espacio concebido para que sus visitantes puedan ver y tocar las piezas, aunque lo que realmente lo hace original y único es el hecho de ser un museo que nace por decisión de sus usuarios y diseñado por estos a la medida de sus necesidades. En él se exhibe el patrimonio cultural de la ONCE y se desarrollan los programas de exposiciones temporales de obras de artistas ciegos y de extensión museística a través de la exposición itinerante de sus fondos.