En la rueda de prensa del Consejo de Ministros, y antes de someterse a las preguntas de los periodistas, Piqué ha hecho una breve declaración en la que ha mezclado el 21 aniversario de la Crta Magna, el próximo lunes, con los acontecimientos que se viven.

Ha recordado que la Constitución sirvió para resolver los conflictos que atenazaron España en los últimos dos siglos y desembocaron en la Guerra Civil. "El Gobierno quiere decir, a la luz de este aniversario, que nunca va a ceder a ninguna pretensión de romper esta trayectoria que tanto nos ha costado hasta ahora. Y lo quiere decir en unos momentos en que vuelven a recrudecerse los intentos de volver a un pasado en el que las ideas de nos pocos intentaban imponerse por la fuerza a los deseos de todos", dice la declaración.

Ya en el turno de preguntas, Piqué ha señalado que "de alguna manera, ETA está contagiando su capacidad de equivocarse" al PNV y eso tiene el riesgo de que la banda "podría llegar a pensar que lo está haciendo bien porque, ante la amenaza cierta de volver a utilizar la violencia, la respuesta es darle la razón".

La paz, insistió, no puede serlo sólo "entre distintos sectores del nacionalismo vasco". No se trta, aclaró el portavoz, de avanzar en un pacto soberanista del PNV con Euskal Herritarrok que, por otro lado, "no tiene la menor viabilidad ni la menor posibilidad de afianzarse".

Respecto a qué va a hacer el Gobierno para hacer frente a ese desafío, ha señalado que "tiene la obligación de garantizar que la Constitución se cumpla". Cuando se le ha repreguntado si, en caso de secesión, el Gobierno suspendería el Estatuto de Gernika, el ministro se ha quedado en su afirmación primera. "De momento no he icho nada más", añadió Piqué.

QUE IBARRETXE SE DESMARQUE

El Ejecutivo está "seguro" de que el Gobierno Vasco asumirá sus responsabilidades y, por eso, Piqué ha tenido especial cuidado en deslindar la figura institucional del `lehendakari', de la "dinámica política" en que se ha metido el PNV con Euskal Herritarrok. Piqué ha insinuado, no obstante, que Juan José Ibarretxe debería desmarcarse.

Y es que, en La Moncloa, hay convencimiento de que el error principal viene dado porque, con el acuerdo e anoche, se le da un premio a ETA antes incluso de que renuncie definitivamente a las armas. El Gobierno, ha dicho Piqué, quiere pensar que es un "error profundo" del PNV porque "nos resistimos a creer que lo que existe es una complicidad".

"Una complicidad, un error o una irresponsabilidad, eso ya lo iremos viendo", insistió, "que desde luego hay que atribuir a las direcciones del PNV y también de Eusko Alkartasuna". Por eso, ha pedido a los votantes de ambos partidos que reflexionen si les votaron ara esto.

En alusión al fin de la tregua de ETA, Josep Piqué advierte que nadie quiere la paz más que el Gobierno y que se va a aprovechar "cualquier resquicio" para conseguirla. Posteriormente, cuando se le ha preguntado si se retomaría, tras las elecciones, la negoaición con ETA en caso de que no haya atentados, el portavoz ha reconocido que "no hemos agotado las oportunidades de paz".

"Ha habido una (oportunidad de paz)", comentó Josep Piqué, "esperemos que haya otras y, cuando surjan, desde lego el Gobierno hará todo lo posible por sacarle rendimiento".

De momento, lo que va a ocurrir a partir de ahora pasa por la "eficacia policial" y la necesidad de aislar a ETA y a sus "cómplices voluntarios ó involuntarios". En este contexto, además, no hay "ninguna previsión" de nuevos acercamientos de presos de ETA a cárceles próximas al País Vasco.

EL "LENGUAJE DELIRANTE" DE ESTELLA

Y respecto al llamamiento del Pacto de Estella, el Gobierno le parece que "asistimos a un lenguaje político abolutamente delirante", que equipara a un Ejecutivo democrático con una organización terrorista. "Hay que hacer un auténtico esfuerzo por terminar la lectura de determinados comunicados", ironizó Piqué.

Manifestó también que el Gobierno cree una "obviedad" que se le acuse de boicotear la salida soberanista que se propone desde Estella porque ese acuerdo "lleva en sí mismo el germen de la división" de la sociedad vasca, "un intento de imponer sobre el conjunto de los vascos las pretensiones de una parte.

Ha acusado al pacto de buscar la ruptura de las reglas del juego y un intento de "desbordar la legalidad" con instituciones como la Asamblea de Municipios de Euskalherría, que están al margen de la Constitución y de los Estatutos vasco y Navarro.