Mayores
Fundación Alicia y Guillermo, una herencia solidaria contra la soledad no deseada
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Francisca García Rodríguez tenía un sueño que cumplir antes de fallecer. Quería ayudar a que otras personas mayores no se sintiesen solas, igual que otros hicieron con ella acompañándola en los últimos años de su vida.
Con este propósito firme, legó los ahorros de su vida y su propio domicilio para crear una asociación dedicada a estos fines. Así nació la fundación Alicia y Guillermo, en honor de los dos hijos de Francisca, fallecidos antes que ella. Lola Carbonell, que conoció a Francisca en vida y le asesoraba en sus finanzas, fue la encargada de dar forma a esta última voluntad.
“Nosotros arrancamos en 2013 y, aunque entonces no estaba tan de moda hablar de soledad no deseada, es justo a lo que nos dedicamos. A prevenirla y combatirla”, precisó.
Como directora ejecutiva de la entidad, Carbonell describió las tres líneas de actuación fundamentales: voluntariado en domicilio y residencias, envejecimiento activo e innovación social.
Dentro de la primera, los voluntarios visitan a las personas mayores que viven en sus domicilios y en residencias para ayudarles en las más distintas gestiones. Ir al médico, hacer compras, solucionar papeles, etc.
Además, a las residencias llega el grupo de ‘voluntarios con arte’, compuesto por personas con distintas habilidades artísticas que comparten en estos centros sus saberes y aficiones. Algunos cantan, otros bailan, otros tocan instrumentos… “Nosotros nos encargamos de coordinar con los residencias horarios y grupos, pero ellos, junto con los usuarios, desarrollan su creatividad como mejor estiman". Se trata de fomentar la participación, así que también las personas mayores bailan, cantan, tocan instrumentos", lo que se tercie.
PARTICIPACIÓN SOCIAL
Con 200 participantes al año, el programa de envejecimiento activo comprende talleres, visitas guiadas, excursiones, charlas, actividades lúdicas, etc. Muchos talleres los imparten voluntarios, incluidos profesionales ya jubilados. Desde entrenamiento cognitivo a conferencias, informática, cerámica, clases de historia. Todo es posible. También se organizan paseos, visitas a museos, excursiones a pueblos cercanos, etc.
Carbonell destacó en este punto la colaboración de algunos de sus usuarios con fundación Innicia para impartir clases de refuerzo a niños de entornos vulnerables. “No son muchos, pero sí muy constantes”. En su opinión, “las personas mayores tienen mucho que aportar, aquí solo lo canalizamos".
En efecto, "más allá de seguir aprendiendo y de mantener un buen estado físico y mental, pretendemos que quienes acuden a nosotros amplíen su red social y disfruten de oportunidades de ocio y de sociabilización”, aclara Carbonell.
Por eso, la mayoría de las actividades son gratuitas, aunque las que se contratan con empresas o con profesionales externos (visitas, tours guiados…) sí tienen una pequeña tarifa, "que intentamos que sea lo menor posible". “Tenemos por último el apartado que llamamos de innovación social, que consiste en el desarrollo de nuevas tecnologías de la información y comunicación encaminadas a fomentar la participación de las personas mayores".
Entre otras, detalla, han desarrollado herramientas para que las personas mayores puedan, desde su casa y a través del televisor, seguir una conferencia o un taller y, además, intervenir y participar en la actividad.
No se trata de sustituir la asistencia presencial, explica, pero sí que es verdad que hay muchas personas que tienen graves problemas para salir de sus casas y para desplazarse. “Para muchas personas mayores, los cinco escalones del portal son una auténtica barrera”, lamenta, por “no hablar de quienes viven en pueblos”. A su juicio, "esta innovación tecnológica es complementaria y muy necesaria".
IMPACTO DE LA PANDEMIA
La irrupción de la pandemia de covid marcó “un antes y un después para la Fundación Alicia y Guillermo”. Tras "un crecimiento muy rápido, la pandemia supuso un mazazo", rememoró Carbonell.
Resaltó que no solo afectó de forma muy acusada a las personas mayores, sino que el voluntariado se contrajo y, por supuesto, "también la participación de nuestros usuarios, que tenían mucho miedo". Tomaron entonces la decisión de cambiar de sede (antes era la propia casa de la fundadora), algo “difícil pero necesario”.
Según la directora , ya han recuperado el crecimiento, "y cada vez tenemos más usuarios y voluntarios". "Esto es un goteo continuo de personas que todos los días vienen a interesarse, ya sea para participar en nuestras actividades, ya para colaborar”.
Los voluntarios valoran la cercanía. Los usuarios, sobre todo, buscan recuperar su red social. “Ellos nos lo cuentan, pero es que además lo vemos todos los días”. “Hay gente que empieza con nosotros claramente deprimida y que, poco a poco, se va recuperando”, dijo Carbonell satisfecha.
“Entonces, de venir tres o cuatro días, pasan a venir un día por semana y, con el tiempo, se desvinculan”. "Eso es lo que queremos", admitió, porque "ello indica que han sido capaces de crear nuevos vínculos y de rehacer su red social".
Ahora bien, "tenemos un número muy importante de usuarios que son nuestros leales. Ya no vienen todos los días, pero están dispuestos a participar y a colaborar con nosotros para ayudar a otras personas mayores". Justo como Francisca García Rodríguez soñó al crear esta fundación.
Su legado económico ya está prácticamente agotado, pero a través de subvenciones públicas y también de alguna que otra donación privada, el proyecto sigue adelante. Porque hay muchas personas que se sienten solas y no lo desean. "Para ellas trabajamos", concluyó Carbonell.
(SERVIMEDIA)
08 Oct 2025
AGQ/clc


