Tapero argumenta que Carlos Marrero estuvo destinado como instructor entre mayo de 1983 y diciembre de 1984 en el Centro de Adiestraientos Especiales de El Escorial (Madrid), con lo cual en las fechas en las que ocurrieron los hechos "es imposible que se encontrara en San Sebastián y estuviera presente en ningún asunto relacionado con el caso Lasa-Zabala".

En la carta, agrega que Carlos Marrero Sanabria se quitó la vida en Las Palmas de Gran Canaria el 10 de enero de 1988 como consecuencia de las depresiones que sufría desde el atentado terrorista del que fue víctima el 28 de junio de 1986 en Zarauz (Guipúzcoa), donde murió un comañero. "El arma con la que se quitó la vida no pertenecía a ningún compañero miembro del CESID", afirma Tapero.

El guardia civil señala que "si la labor de la prensa es descubrir la verdad, la verdad es la expuesta, y relacionar a nuestro amigo y compañero con cualquier actividad ilegal, del tipo que sea, es falso e injusto y más no estando esa persona, desgraciadamente, entre nosotros".

Tapero Ramos indica en la misiva que a pesar de ser amigo íntimo de Carlos Marrero desconoce a la supuesta ex ovia que recientemente declaró en la Audiencia Nacional, "considerada por ustedes (medios de comunicación) pieza clave para resolver el 'caso Lasa-Zabala'".

Finalmente, el agente de la guardia civil justifica el envío de la carta a la prensa en la "obligación de aclarar una serie de circunstancias que ensucian su memoria (de Carlos Marrero) y, para mayor infamia, lo hacen sobre una persona que por desgracia ya no puede defenderse".