El juez no sólo duda de la "personalidad jurídica" de los querellantes, sino que asegura que "basta leer el escrito presentado para comprobar la falta de rigor jurídico mínimo exigible y el respeto asimismo imprescindibles" que deben tener quienes se dirigen a cualquier órgano jurisdiccional.

Garzón ha empleado sólo 24 horas en rechazar con máxima rotundidad la querella y destacar que quienes a han presentado "abusan del derecho a la jurisdicción para ridiculizarla y utilizarla con finalidades ajenas a los marcados por la Constitución Española".

El juez considera que los supuestos delitos de genocidio, terrorismo y torturas a los que hace referencia la querella "son inaplicables en el tiempo y en el espacio, en el fondo y la forma en la que se relatan", ya que faltan a "los más elementales" preceptos de retroactividad de las leyes.

Por ello, en su escrito, resalta "la mala fe de los qerellantes" y asegura que "queda en tela de juicio la deontología profesional de quien tan a la ligera se toma las normas básicas de nuestro ordenamiento jurídico".

Finalmente, rechaza tramitar la querella y hace expresa constancia para destacar "la mala fe procesal, el abuso de derecho y el fraude de ley" de los querellantes, a los que niega recurrir nuevamente ante este juez.