"No ha habido ni hay ningún compromiso con ETA", respondió la vicepresidenta, al ser preguntada directamente en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.

El único compromiso del Gobierno, insistió, "es la paz, deseada por los ciudadanos de forma mayoritaria", y que debe forjarse sobre tres pilares: sin precio político, en el Estado Derecho, y con el recuerdo permanente de las víctimas.

"Así lo cumpliremos", aseguró, "con el apoyo de la inmensa mayoría de los españoles que quieren y reclaman la paz. Como Gobierno, nuestra obligación y responsabilidad es intentarlo".

La vicepresidenta no entró a valorar los últimos actos de violencia callejera y que, según la propia Batasuna, son la respuesta a los actos "de represión" contra su entorno y el de ETA.

Se limitó a recordar que, desde un primer momento, el Gobierno dijo que la paz sería un proceso largo, duro y difícil, y aseguró que aún no ha terminado la fase de "verificación" del alto el fuego permanente.

Por tanto, precisó, Interior y otros departamentos gubernamentales analizan esos hechos de violencia callejera sin moverse "un milímetro" de las convicciones ya expresadas.

Sin embargo, la vicepresidenta dijo también que los informes entregados hasta ahora al presidente indicaban "que íbamos por el buen camino" y que el alto el fuego responde a una decisión de emprender la vía "hacia el cese definitivo de la violencia".

La fase de verificación, dijo la vicepresidente, finalizará en el mismo momento en que el presidente comunique al Parlamento el inicio de las conversaciones con ETA, algo que, siguen manteniendo desde el Gobierno, sucederá antes de que finalice este mes de junio.

La vicepresidenta aseguró también que el presidente "cumplirá todos sus compromisos", incluida la convocatoria del Pacto Antiterrorista y de la comisión parlamentaria encargada de informa a los partidos de cuestiones bajo secreto.

Insistió, en todo caso, en que la fórmula de la paz contiene entre sus ingredientes "sosiego y tranquilidad", y eso supone evitar "poner en marcha el cronómetro a cada momento".

Después de más de treinta años de terrorismo, concluyó, han pasado tres meses de alto el fuego permanente y 1.120 días sin víctimas, y eso hay que gestionarlo con esperanza, pero sin ansiedad.