Clima
Greenpeace acusa a Bruselas de hacer “trampas” con el objetivo de reducir un 90% las emisiones en 2040
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
La organización ambiental Greenpeace subrayó este miércoles que la propuesta de la Comisión Europea de reducir un 90% las emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2040 “se queda corto” y acusó al Ejecutivo comunitario de “hacer trampas con los números”.
Greenpeace indicó en un comunicado que ese nuevo objetivo climático “no está a la altura de la emergencia climática”, además de que “no cumple con las recomendaciones científicas y abre la puerta a hacer trampas para reducir las emisiones menos de lo pactado dentro de la Unión Europea”.
La propuesta de Bruselas incluye una cláusula que permite compensar hasta un 3% de las emisiones pagando a países de fuera de la Europa comunitaria para que reduzcan su contaminación, en lugar de hacerlo dentro de la propia UE, según Greenpeace.
“Esto es una trampa peligrosa que retrasa el abandono de los combustibles fósiles y deja en manos de terceros la responsabilidad que debe asumir Europa”, añadió.
Thomas Galin, responsable de la campaña climática de Greenpeace para la UE, apuntó que “el clima no espera”. “Europa ya sufre los impactos de la crisis climática: olas de calor extremas como la que ahora vivimos, incendios, tormentas o inundaciones como la reciente dana en Valencia, entre otros. La ciudadanía está pagando el precio de una reducción de emisiones europeas que va demasiado despacio”, recalcó.
“POSPONER EL PROBLEMA”
El Consejo Científico Asesor sobre el Clima de la UE ha recomendado un objetivo de entre el 90% y el 95% de reducción neta de emisiones para 2040. Greenpeace apuntó en un estudio reciente que, para cumplir con los compromisos internacionales y evitar un calentamiento catastrófico, la UE debería llegar a emisiones netas cero como muy tarde en 2040.
Además, la propuesta de la Comisión Europea ofrece mecanismos de flexibilidad para que los países comunitarios eludan “recortes efectivos”, según Greenpeace, desde el uso de créditos internacionales hasta la priorización de criterios económicos como la competitividad o la inversión “por encima de la urgencia ambiental”.
“Pagar a otros países para que reduzcan emisiones en tu nombre no es liderazgo climático, es posponer el problema. Mientras tanto, las familias y empresas europeas se quedan sin los beneficios de abandonar los combustibles fósiles: aire más limpio, energía más barata, menores catástrofes climáticas y transporte público más eficiente”, señaló Pedro Zorrilla, responsable de la Campaña de Cambio climático en Greenpeace España.
Zorrilla concluyó: “Si la Comisión quiere de verdad que Europa esté preparada para un recorte del 90 %, debe asegurarse de que esa cifra sea real y se traduzca en políticas ambiciosas, no en trucos contables”.
(SERVIMEDIA)
02 Jul 2025
MGR/gja