Según explicaron los ecologistas, la acción representaba un funeral en memoria de los bosques primarios "destruidos por el consumo irresponsablede madera por parte del Ayuntamiento de Barcelona".

El ataúd utilizado en la protesta está fabricado con madera certificada por el FSC (Forest Stewardship Council), y dentro del mismo los activistas de Greenpeace colocaron la figura de un gorila, una de las especies más amenazadas por la destrucción de los bosques primarios.

Greenpeace denuncia que aunque Barcelona se ha comprometido con la protección de los bosques y el consumo de madera certificada, recientemente la organización ha descubierto ue la funeraria del ayuntamiento compra madera procedente de la tala ilegal para fabricar ataúdes.

Concretamente, afirma la organización ecologista, la madera que utiliza el servicio funerario de Barcelona procede de la empresa Maderas Vicente, que la importa de Camerún, donde la mayoría de la tala es ilegal, y de Liberia, donde los beneficios de la exportación se destinan a financiar los conflictos armados.