Díaz Chavero explicó que aunque el sector sanitario se adaptará al horario de paros que establezcan los sindicatos, la atención en los centros sanitarios se verá afectada especialmente durante la mañana.

El portavoz de UGT añadió que no se negociarán servicios mínimos, puesto "que es un paro de cuatro horas y no merece la pena", y que si el Gobierno intenta imponerlos, los recurrirán.

De cualquier forma, se mantendrán los servicios esenciales, como las urgecias y los que se atienden normalmente en días festivos.

Según Díaz Chavero, la huelga en el sector sanitario no está motivada únicamente por el "decretazo", sino también por el Plan de Convergencia que quiere imponer el Ministerio de Economía y que calificó de "economía de guerra".

El plan, a su juicio, tendrá efectos especialmente negativos sobre los trabajadores del sector sanitario, como los despidos del personal contratado e interino, que en la actualidad ascienden a 23.000 en el Insalud no ransferido.

Agregó que el Gobierno pretende mantener el mismo gasto sanitario hasta 1996, a pesar de que la recaudación y el aumento de la productividad incrementarán los ingresos tributarios ajustados al Estado (ITAE).

Además, criticó la pretensión del Ministerio de Sanidad de convertir el Insalud en un ente público que compre bienes y servicios, lo que revela, en su opinión, "la aplicación de las medidas propuestas por el 'informe Abril' y que fueron rechazadas por la sociedad española".

Ajuicio del representante de UGT, "ya no se trata de atender las necesidades de la población, sino comprar a otros hospitales los servicios, para establecer una competencia feroz entre los organismos públicos y privados en base al precio y no a la calidad".

Respecto a la laboralización de los trabajadores sanitarios, Díaz Chavero calificó este proyecto de la Administración de "barbaridad" y "elucubración" de Jesús Gutiérrez Morlote, director general de Recursos Humanos del Ministerio de Sanidad.

Fnalmente, afirmó que el Ministerio de Sanidad no tiene una política de futuro y únicamente está preocupado por acabar con las listas de espera, a lo que dedicará 3.000 millones de pesetas, ya que "las próximas elecciones de octubre", dijo, le dejan poco margen de actuación.