Este tributo, introducido en 1982 por el primer gobiernosocialista de Fran‡ois Miterrand, grava actualmente a quienes tienen una patrimonio neto (descontadas las deudas) superior a los 760.000 euros, computando inmuebles, cuentas bancarias, coches, joyas y caballos de carreras, entre otras cosas.

Este impuesto, que llegó a ser suprimido por el gobierno conservador de Edouard Balladur a mediados de los años ochenta, fue luego reintroducido por el socialista Michel Rocard y ha seguido desde entonces en vigor, aunque con modificaciones.

La cifra de contribuyentes sujetos al impuesto no ha parado de aumentar, desde 394.000 en 2005 a 445.000 en 2006 y 520.000 en el año en curso.

Según "Le Figaro", el ISF hace huir de Francia a varios cientos de contribuyentes cada año, pero "los altos precios del sector inmobiliario y de los mercados financieros hasta finales de 2006 explica la insolente salud de este impuesto".