La mejoría respondió tanto a un incremento de las exportaciones, que ascendieron a poco más de cuatro billones de pesetas, como a un descenso de las exportaciones, que rozaron los cinco billones. Las primeras crecieron en unos 600.000 millones, mientras que las segundas disminuyeron en 311.000.

Todos los sectores industriales mejoraron su balanza comercial, pero especialmente las fábricas de productos metálios, que la aumentaron un 35 por ciento, hasta situarla en 487.044 millones.

A continuación se colocó el calzado, que vendió al exterior un 33,3 por ciento más (y llegó a los 117.932 millones de pesetas); la industria química, que mejoró un 31,7 por cien; y el textil, un 29,8 por cien.

Los fabricantes de turismos y vehículos industriales y otro material de transporte vieron incrementar sus ventas bastante menos, un 7,7 por ciento, pero continuaron siendo el gran capítulo exportador de la economía spañola, con unas exportaciones de algo más de un billón de pesetas, más de la quinta parte del total.

La positiva evolución de la balanza industrial corrió paralela con la registrada por la agrícola, que tuvo un déficit de sólo 46.466 millones de pesetas, la cuarta parte de los 180.025 millones contabilizados en el mismo periodo del ejercicio precedente.

La fruta sigue siendo el "plato fuerte" de las exportaciones agrarias, con ventas de 212.866 millones de pesetas, casi un 20 por ciento más queel año pasado, aunque evolucionaron mejor los productos hortofrutícolas, con 147.854 millones y un incremento del 41 por cien.

CAIDA DE LA DEMANDA INTERNA

En su comentario a estos datos, los expertos del Ministerio de Comercio señalan que "el principal elemento explicativo de la mejora del saldo comercial en estos ocho primeros meses es la caída da la demanda interna", más que las devaluaciones de la peseta.

A su juicio, las depreciaciones de la moneda "han sido efectivas gracias a que coincidiron con la fase depresiva del ciclo", lo que ha impedido que se produjese "el temido círculo vicioso devaluación-inflación".

No obstante, advierten que "los incrementos salairos que vienen siendo observados desde principios de año, del orden del 6 y el 7 por ciento, no se muestran sensibles a la coyuntura, y podrían poner en peligro las ganancias de competitividad obtenidas".

Junto a la caída de la demanda interna y la depreciación de la peseta, añaden, también ha contribuido a recortar el défici comercial "el incremento de la demanda de los países en vías de desarrollo, por una parte, y de Estados Unidos y el Reino Unido, como primeros países desarrollados que están observando una recuperación en sus economías, por otra".