Ambas organizaciones recordaron en un comunicado que, si bien se pactó un texto con el Ministerio, este nunca llegó al Consejo de Ministros y, por tanto, nunca se aprobó. Esto ha provocado que “decenas de miles de jóvenes continúan siendo víctimas de un modelo de prácticas plagado de abusos, que encubre relaciones laborales, carece de garantías mínimas y cronifica la precariedad”.

Jóvenes CCOO y RUGE- Revolución Ugetista indicaron que todas estas situaciones se podrían haber corregido con la entrada en vigor del Estatuto del Becario, un texto que suponía “un avance imprescindible para mejorar las condiciones” de estas personas y “reducir el fraude que existe hoy en día con las prácticas no laborales”.

El acuerdo pactado entre Trabajo, CCOO y UGT reforzaba el carácter formativo de las prácticas, prohibía su utilización para cubrir puestos de trabajo estructurales de las empresas, establecía el derecho a una compensación de los gastos incurridos durante las prácticas como transporte, comida o alojamiento, y reconocía otros derechos básicos como protección contra el acoso, prevención de riesgos laborales o el establecimiento de los descansos y los permisos.

“Es un Estatuto necesario para la juventud estudiante, para facilitar su acceso al empleo una vez terminada su formación, pero también para las empresas que quieran contar con gente formada. Las prácticas son una inversión para las empresas y no un gasto”, recordaron las ramas de jóvenes de los dos sindicatos.

Ambos insistieron es que ya “no puede haber más excusas” y exigieron “la voluntad del conjunto del Gobierno para que el Estatuto sea una realidad”. Además, apelaron “al compromiso de los partidos políticos del arco parlamentario” para regular la inserción laboral de los jóvenes y adaptar la formación a las necesidades de las empresas.