En una entrevista que difunde hoy la edición digital del diario francés "Le Figaro", recogida por Servimedia, la abogada Elisabeth Meyer asegura que la reacción de Kerviel al saber que iba a prisión fue la de sentir "que el cielo le caía sobre la cabeza. No dijo ni una palabra".

Kerviel se sintió traicionado por esa decisión, añade su abogada, porque "desde el primer día respeto al pie de la letra las condiciones impuestas por el control judicial decidido por los magistrados instructores".

La abogada asegura que no había ningún riesgo de fuga de su defendido, entre otras razones porque "no tiene dinero. Pese a ello, le meten en prisión. Yo no lo comprendo, él tampoco".

No obstante, Kerviel recuperó pronto el ánimo, puesto que el mismo sábado, ya en prisión, le dijo a su abogada "yo resisto, yo voy a resistir", y se mostraba confiado en su pronta liberación.

En la cárcel ocupa una celda individual en la que está aislado y sin "intención de hablar con un medio que no es el suyo. No estaba preparado para este encarcelamiento. A su llegada, ni siquiera tenía diez euros de bolsillo para comprar cigarrillos. Está obligado a esperar que la manden un paquete postal. Y el fin de semana su hermano fue a llevarle ropa", asegura su abogada.