Elecciones extremeñas
Kini Carrasco, de los Juegos Paralímpicos a 'número dos' del PP por Cáceres con María Guardiola
- El triatleta paralímpico, coronado seis veces campeón del mundo, relata la historia de superación que le ha guiado hasta la política 40 años después de perder el brazo izquierdo en un terrible accidente
- "Entro en política para defender el deporte extremeño y la inclusión"
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Kini Carrasco conduce subido a su moto Trial Montesa, de 348 centímetros cúbicos, hacia uno de los embalses del río Salor para pescar lucios con su amigo Antonio. La niebla es tan espesa que parece devorar los metros de la carretera. A la altura del kilómetro 9,8 de la N-521, en el término municipal de Malpartida de Cáceres, un Renault 5 invade su carril en dirección contraria. Los jóvenes se echan con violencia hacia su izquierda para sortear al automóvil, pero la maniobra no es suficiente para evitar la colisión.
Kini queda tendido en el asfalto, aturdido y asustado. Intenta incorporarse y vuelve a caer sobre el suelo mojado, como si hubiera apoyado el cuerpo en un escalón inexistente. Es miércoles 30 de enero de 1985. Tiene 20 años y acaba de perder su brazo izquierdo, que ha salido disparado en el acto hasta quedar oculto tras la maleza.
Cuarenta años después de aquel accidente que marcó su vida, Joaquín Carrasco Ávila, ‘Kini’ (Cáceres, 1965) puede presumir de un palmarés envidiable como uno de los mejores velocistas y triatletas paralímpicos españoles. Atesora casi un centenar de medallas, ha participado en tres Juegos Paralímpicos y ha sido el primer triatleta paralímpico que hace 100 salidas en el ranking internacional.
Un año después de su retirada, su nombre, que ya era popular en su tierra –es hijo predilecto de Cáceres–, vuelve a salir en los periódicos: María Guardiola le ha fichado, de forma sorpresiva, como el ‘número dos’ de la candidatura del PP por Cáceres para las elecciones del 21 de diciembre.
Carrasco no es afiliado al Partido Popular y por ahora mantiene su vida anterior, al frente del centro de preparación de oposiciones para policía y bombero que abrió hace unos años. Extremoduro se ha convertido en la banda sonora de los entrenamientos de los últimos días, en una suerte de tributo a Robe Iniesta, que falleció el pasado 10 de diciembre. Carrasco recuerda que tuvo la suerte de conocerle personalmente y que ambos fueron reconocidos con la Medalla de Extremadura, la máxima distinción honorífica a nivel regional.

Kini atiende a Servimedia por teléfono tras tomarse el primer café del día. Se dirige a una carpa informativa de la campaña electoral y explica por qué ha dado este paso en un momento de creciente desafección de la sociedad con la política. Desde hace unos años, forma parte de la Ejecutiva del Comité Paralímpico, desde donde hace ‘lobby’ por la inclusión de las personas con discapacidad y capta a jóvenes promesas. Además, da charlas en colegios y universidades y organiza todos los años una carrera solidaria en Cáceres para recaudar fondos para Juegaterapia, una organización que lucha por los niños con cáncer. “No deja de ser política. Única y exclusivamente para el deporte, pero es política”, señala. “Y ahora doy el salto para defender el deporte extremeño y la inclusión”.
Carrasco será el primer deportista paralímpico en convertirse en diputado de la Asamblea de Extremadura. No existen muchos precedentes como el suyo en España. El más conocido es el de Teresa Perales, la deportista española más laureada de los Juegos Paralímpicos, con un total de 28 medallas ganadas entre 2000 y 2024. La zaragozana entró en las Cortes de Aragón como diputada del PAR en el 2003 y fue nombrada directora general de Atención a la Dependencia del Gobierno de Aragón en 2006.
DOS LLAMADAS DE GUARDIOLA
Perales entró en política antes de cumplir los 30 años. Carrasco, en cambio, lo hará cerca de cumplir 60. Su fichaje se resolvió, según relata, con dos llamadas de María Guardiola, a quien conoce “de toda la vida” de verse por la ciudad. La primera vez que la presidenta le planteó la idea, a cinco días de presentar la lista, al otro lado del teléfono se encontró con una voz sin aliento. Carrasco, que acababa de terminar de correr varias series de 1 kilómetro, no respondió con mucho entusiasmo. Le pidió tiempo para reflexionar. Finalmente, aceptó porque, según atestigua, la presidenta de la Junta prometió darle manos libres para hacer su labor. “A degüello”.
No ha sido un paso indoloro. Carrasco admite que su decisión ha generado incomprensión entre sus seguidores y vecinos, como consecuencia del clima político inflamable. “Me dicen que María me va a utilizar, que lo que quiere es mi nombre… A mí no me importa si utiliza mi imagen para que al deporte y a los extremeños nos vaya mejor. ¡Llevo 30 años dándosela a marcas de bicicletas, ropa deportiva o de coches para que vendan ellos sus productos! Lo que tenemos que vender ahora es la marca de Extremadura, por eso he dado el salto”, explica. En ocasiones, la discrepancia ha sido expresada con insultos que le han dejado un poso amargo, pero él los relativiza.

“¿Tú crees que a alguien al que le arrancan un brazo cuando tiene 20 años le va a importar que cuatro le digan que eres un ‘no sé qué’?”, replica en alusión a su accidente. “Entonces a mi padre le decían que qué iba a hacer con el pobrecito del niño, que se había quedado minusválido”, rememora la desfasada e hiriente jerga que, décadas después, muchas personas siguen utilizando, equivocadamente, para referirse a las personas con discapacidad.
Hace 40 años, Kini tocó fondo. Engordó hasta los 106 kilos –si bien es verdad que mide 1,84 metros–, se vio abocado a dejar el Club de Amigos del Baloncesto, que jugaba a nivel semiprofesional en la tercera división española, y tardó más de dos años en atarse de nuevo los cordones con una sola mano. “Fue lo que más me costó”. Vivió el trauma desde la soledad para no “hundir” aún más a su familia en “el auténtico pozo” en el que se había sumergido. Ellos, recuerda, fueron el “primer impulso” que le ayudó a “salir de aquello” y retomar el deporte.
TRES JJPP
Kini eligió el atletismo. Compaginó sus entrenos con turnos en el Alaska, el restaurante que regía su el que por entonces era su suegro. Un año después, ganó el campeonato de España y, al siguiente, superó las marcas mínimas para clasificarse en los Juegos Paralímpicos de Seúl 1988, que fueron un punto de inflexión en su vida. “Cuando entré en la Villa Olímpica y vi lo que había allí, me di cuenta de que no podría quejarme nunca más en la vida”. “Si un chico al que le faltan dos brazos es capaz de comer solo con los pies, ¿por qué no voy a poder yo comer con un brazo?”.
Tocó “la cima” en Barcelona 1992, cuando tuvo el honor de ser el anfitrión de los Juegos Paralímpicos y llegó a la final de 100 metros con la segunda mejor marca. Acarició la medalla. Pero a 30 metros de la meta, sus isquiotibiales dijeron basta y se despertó abruptamente del sueño. “Para mí fue muy duro, joder, he tenido un accidente, me recupero y, ahora que estoy arriba entre los mejores del mundo… ¿me pasa esto? Sentía que la vida se estaba cebando conmigo. Mi padre, que era un hombre muy creyente y que me ayudó mucho, siempre me decía lo mismo: ‘Dios da la cruz más pesada al que más fuerza tenía para llevarla’. Pero eran muchas cruces”.
El diagnóstico fue un estrechamiento del canal raquídeo que puso en riesgo su carrera deportiva. El doctor Alfonso del Corral, que años después sería el responsable de los servicios médicos del Real Madrid (1994-2009), le comunicó que “seguramente” no volvería “a correr nunca más como deportista de alto nivel”. Varias semanas después, tras hacer “4.000 abdominales” diarios, Kini volvió a las pistas de atletismo. Y en el 2000, viajó de nuevo a unos Juegos Paralímpicos, esta vez en Sídney, y quedó cuarto. “Medalla de chocolate”, recuerda entre risas.

Su verdadero trampolín, sin embargo, llegó con el paratriatlón. Tras un paréntesis por el mundo de las maratones y ser preparador físico del Cáceres CB –donde volvió a enchufar triples con su mano derecha–, en el 2009 se estrenó en esta disciplina, de nueva creación, con mala experiencia en las gélidas aguas de Cangas del Morrazo (Galicia), que acogieron el primer campeonato de España de la historia. Quince años más tarde, se retiró con 67 podios, coronado seis veces campeón del mundo y siendo el primer paratriatleta en hacer 100 salidas en el ranking internacional.
RESPETO Y “SABER PERDER”
En unos días dará el salto a la Asamblea de Extremadura. Sus metas para la legislatura son “volver a recuperar el deporte de alto rendimiento en Extremadura” porque “se está perdiendo”, “incentivarlo” en las zonas rurales y entre las mujeres de 16 a 23 años, y hacer que la práctica de todas las disciplinas sea “realmente inclusiva”. La receta, según defiende, es establecer una “red importante de técnicos con buenas titulaciones, conocimientos y medios” para evitar una fuga de deportistas a otras comunidades.
Carrasco desembarca en su nueva prueba de resistencia convencido de que la política tiene que aprender del “respeto” por el rival que reina en el “deporte sano”, así como aprender a “saber perder”, que, en su opinión, es una carencia en la que coinciden “todos” los dirigentes políticos. Por otro lado, apunta que un reto compartido para la política y el deporte es acabar con “los ultras”.
(SERVIMEDIA)
15 Dic 2025
PTR/gja/pai



