El presentador del programa de televisión ‘El Hormiguero’, Pablo Motos, conversaba acerca de las próximas elecciones con un colaborador habitual de este espacio, el humorista Miguel Lago, cuando Motos le preguntó ''¿De dónde salen los candidatos? ¿Qué requisitos ha de tener un candidato, sea del partido que sea, para ser aceptado?". Lago le respondía entre risas: ''Sorda'', e insistía en la defensa de Podemos de una candidata "sorda y bollera", y aseguraba que “cualquier día elegirán los partidos a un cojo solo por serlo”, informó la CNSE.

Declaraciones que, desde la Confederación, consideraron “totalmente inapropiadas, ya que contradicen lo dispuesto en la Ley 4/2023, de 28 de febrero, para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas Lgtbi”, que además, en su artículo 27 determina que “todos los medios de comunicación social respetarán el derecho a la igualdad de trato de las personas Lgtbi, evitando toda forma de discriminación por razón de orientación sexual, identidad sexual, expresión de género y características sexuales en el tratamiento de la información, en sus contenidos y en su programación".

El presidente de la CNSE, Roberto Suárez, señaló que tal y como determinan la Constitución Española y la Ley Orgánica de Régimen electoral, todas las personas españolas tienen reconocido el derecho fundamental al sufragio pasivo, sin que sean determinantes su discapacidad o su orientación sexual: “Las personas sordas, también las personas sordas LGTB+, tienen los mismos derechos que el resto a participar en la vida política y a asumir cargos de responsabilidad”.

En este sentido, Suárez apuntó a la discriminación múltiple a la que la candidata aludida en ‘El Hormiguero’ tuvo que “enfrentarse por el hecho de ser mujer, persona con discapacidad, usuaria de una lengua minoritaria como es la lengua de signos, y LGTB+”, y criticó que dichas características y el hecho de expresarlas con orgullo se conviertan en motivo de burla: “Comprendemos la necesidad de expresar opiniones políticas a través del humor, pero la dignidad de las personas sordas y el ejercicio de sus derechos fundamentales no puede ser vehículo para ello”, concluyó Suárez.