La llegada del féretro de Doña María a la lonja que rodea el monasterio se produjo pasadas las dos de la tarde, en presencia de losReyes, sus hijos y los familiares más allegados.

Fue en ese momento cuando miles de personas -unas 5.000 según fuentes policiales- rindieron una cerrada ovación a la madre del Rey, en una continuación de la despedida multitudinaria que ayer protagonizó el pueblo de Madrid en el Palacio Real.

Tras la llegada al Real Sitio, tuvo lugar un responso de carácter privado en el interior de la basílica, y acto seguido, los restos de la condesa fueron depositados en el pudridero real, donde se encuentra suesposo, don Juan de Borbón. Allí pasarán los próximos 25 años antes de ser trasladados definitivamente al Panteón de Reyes.

El prior de la comunidad agustina del monasterio recibió el féretro y las llaves de éste de manos del jefe de la Casa del Rey, Fernando Almansa. La ministra de Justicia, Margarita Mariscal de Gante, dio fe del enterramiento en su calidad de notaria mayor del Reino.