El Ayuntamiento adjudicó pr 25 millones de pesetas la instalación, mantenimiento y vaciado de estos "sanecanes" a la empresa Contenur, que realizará esta tarea durante los próximos 4 años.

La instalación de los expendedores comenzó en 1991, con un plan municipal para combatir la suciedad producida por excrementos caninos. Con el mismo fin, la Ordenanza General de Protección del Medio Ambiente Urbano en Madrid impone una penalización a los propietarios de perros que no retiren de la vía pública los excrementos de sus animales. El Ayuntamiento convoca también cursos anuales para la educación y adiestramiento de perros, que se empezaron a organizar en 1994. Este año se celebrará después de Semana Santa.