MARIO CONDE: "EL SUFRIMIENTO SE HA CONVERTIDO EN UN AMIGO"
- l patio de la cárcel por la proximidad de la puerta "que simboliza la libertad, constituye un privilegio"
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El ex banquero Mario Conde afirma desde el interior del centro penitenciario de Alcalá-Meco que "el sufrimiento se ha convertido en un buen amigo" y que en la celda que ocupa "la temperatura es muy alta", entre otras descripciones sobre cómo es su vida desde que ingresó en prisión.
En una carta abierta escrita a mediados del pasado mes de julio y dirigida al periodsta Pedro Prieto, amigo suyo en Mallorca, que publica el diario "Ultima Hora", Conde describe su vida en el interior de la cárcel, las sensaciones que percibe y sus frustraciones más íntimas.
"Ayer tarde", cuenta Conde, "el patio de presos de Poniente era un horno insoportable. El hormigón del suelo y las paredes, de aburrido e insustancial tono gris, actuaba como reflector del calor acumulado a lo largo de las horas, de los días, de las semanas".
"No obstante", expresa esperanzado, "no sólo por a proximidad de la puerta que simboliza la libertad, sino, además, por sus dimensiones físicas, consumir algunas horas en ese territorio constituye un privilegio".
Mario Conde explica que hacia las seis de la tarde "ante el estupor de los funcionarios (...) corro alrededor del patio (...) en una reproducción carcelaria del mito de Sísifo. No busco exclusivamente mantenerme en forma. Contribuyo a esculpir mi capacidad de sufrimiento".
TRISTEZA
Asimismo, el ex banquero relata como, en ocasiones, e invade "un sentimiento preñado de tristeza indefinida, tenue, melosa, delicada, femenina", que después "abandonaba mi celda sin dejar rastros ostensibles de su presencia".
Describe asimismo, como observador de las circunstancias en que viven el resto de compañeros presos, cómo le alcanza el "sufrimiento, que vi habitar en los cuerpos lastimados de los presos que se desparraman por los patios en un acto de abandono ostensible y obsceno, en el estridente sonido metálico de las puertas y las rejas de ls celdas y pasillos, en el ácido olor carcelario, mezcla de lejía y humanidad degradada".
A lo largo de la misiva, Conde retorna repetidamente al sufrimiento que le obsesiona: "Hoy somos buenos amigos mi sufrimiento y yo", dice. "Convivimos en armonía. Me aporta enseñanzas útiles y productivas. Leyendo al poeta lusitano llamado Pessoa comprendí lo que me ocurre: 'No es alegría ni dolor ese dolor en el que me alegro'".
En otro apartado de la carta, Conde relata cómo es la celda que ocupa en AlcaláMeco: "Dicen los ancianos que (la planta que ocupa) es el lugar donde viven los privilegiados (...) La segunda celda a la derecha tiene el número 30. En su chapa verde, escritas con tiza blanca, dos palabras identifican al inquilino de ese apartamento de unos metros cuadrados: 'Mario Conde'".
Cuenta asimismo que pasa calor en el interior de la celda. "El sol está alto. La temperatura en el interior, también". Para paliar el sofoco escribe: "Me defiendo con una técnica que aprendí en Sevilla. Todas lasmañanas, al abandonar la celda, cierro la ventana enrejada a cal y canto y extiendo una cortina que me envió Lourdes (su esposa) cuyo forro posterior repele la luz, de forma que se reduzca al mínimo la circulación del aire y la estancia de mis amores permanezca en la penumbra durante el grueso del día".
Por otra parte, Conde explica cómo empezó a navegar en aguas de Mallorca, Isla de "maravillosas vivencias" para él. "Algo más que nostalgia se apodera de mí cuando en este almacén de ingresos y libertaes de la cárcel tecleo sobre el ordenador los nombres de mis barcos de vela que evocan el recuerdo de las maravillosas calas de la costa norte".
Y agrega, "a pesar de ello (de su pasión por el mar), alguien comentó que mi afición por Mallorca y por el mar se debía exclusivamente a mi fatuo intento de acercarme al Rey en las regatas de verano".
En uno de los último párrafos de la misiva, el ex banquero afirma "confiar en Dios", a quien pide "que nos dé fuerzas para saber vivir lo que nos envía, roa entre las rosas, espina entre las espinas, pero siempre el mismo individuo, con libertad o sin ella, rodeado de lo único que cuenta: fortaleza de espíritu".
(SERVIMEDIA)
11 Ago 1998
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