Por ello, la OMS y las autoridades sanitarias del este de Libia están trabajando para establecer servicios de salud mental, como primeros auxilios psicológicos básicos o atención psiquiátrica especializada, ya que estima que al menos una de cada cinco personas sufrirá trastornos de salud mental como depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático después de una emergencia importante como la tormenta Daniel.

Por ello, realiza un llamamiento a los países vecinos "para que presten asistencia con el objetivo de mitigar la grave escasez de psiquiatras y psicólogos en Libia". También tiene previsto capacitar a los trabajadores sanitarios, voluntarios y socorristas libios en primeros auxilios psicológicos y apoyo psicosocial básico.

Por el momento, cientos de miles de personas en el este de Libia están de luto por la pérdida de seres queridos, hogares, posesiones y medios de subsistencia. Además, decenas de miles más esperan desesperadamente noticias de las casi 9.000 personas que siguen desaparecidas, según la OMS.

Los servicios de salud mental fueron una de las tres principales prioridades, junto con el agua potable y los servicios de atención primaria de salud, identificados por un equipo de evaluación interinstitucional que visitó el este de Libia en los primeros días del desastre. La necesidad de atención de la salud mental se está volviendo aún más intensa después de la fase aguda de la crisis.

Para el doctor Ahmed Zouiten, representante de la OMS en Libia, los servicios de salud mental son esenciales. "Los huesos rotos se pueden curar, pero las heridas psicológicas, que a menudo son invisibles, tardan mucho más en sanar".

Añadió que desde la OMS se trabaja para lograr que las personas puedan obtener apoyo básico de salud mental en los centros de atención primaria de salud y en los centros comunitarios. "Sin embargo, algunas personas con angustia aguda requerirán atención psicológica y psiquiátrica especializada".

La prevalencia de la enfermedad mental con trastornos como la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático tienden a ser más frecuentes entre los migrantes y refugiados que entre las poblaciones de acogida. Además, las niñas y las mujeres que se desplazan tienen un mayor riesgo de depresión y ansiedad.