Religión
El papa León revindica a los pobres como "maestros" ante el cambio de época
- "Si los políticos y los profesionales no los escuchan, la democracia se atrofia", advierte León XIV en 'Dilexi te', su primera exhortación apostólica
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El papa León insta a la Iglesia y, por extensión a la sociedad, a poner a los pobres y marginados en el centro de sus acciones, pues los considera "maestros" del Evangelio "en el cambio de época que estamos viviendo". Para el Pontífice, aparece "claramente" la "necesidad" de que "todos nos dejemos evangelizar" por los pobres.
Así lo revindica en 'Dilexi te' ('Te he amado'), su primera exhortación apostólica "sobre el amor hacia los pobres", que la Santa Sede publicó este jueves y el pontífice Robert Prevost firmó el pasado 4 de octubre, festividad de San Francisco de Asís.
En línea con el papa Francisco, que publicó hace un año la encíclica 'Dilexit nos', sobre el amor divino y humano del Corazón de Cristo, León sostiene que Cristo se identifica "con los más pequeños de la sociedad". "Por esta razón, en continuidad con la encíclica 'Dilexit nos', el Papa Francisco estaba preparando, en los últimos meses de su vida, una exhortación apostólica sobre el cuidado de la Iglesia por los pobres y con los pobres, titulada 'Dilexi te', imaginando que Cristo se dirigiera a cada uno de ellos diciendo: no tienes poder ni fuerza, pero 'yo te he amado'", argumenta el papa americano en referencia a esa cita del Apocalipsis.
"Se reconoce nuevamente que la realidad se ve mejor desde los márgenes y que los pobres son sujetos de una inteligencia específica, indispensable para la Iglesia y la humanidad", escribe León XIV.
León manifiesta en el arranque de la exhortación apostólica (que tiene 121 puntos y 130 referencias y citas biográficas), que este documento que dirige a la comunidad cristiana se inspira en el cántico de la Virgen María, cuando dice en el Evangelio de San Lucas: "Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías".
El autor también indica que este proyecto supone una "herencia" a la que ha añadido "algunas reflexiones" para compartir, junto a Francisco, "que todos los cristianos puedan percibir la fuerte conexión que existe entre el amor de Cristo y su llamada a acercarnos a los pobres", como camino de "santificación".
FUERZA DEL BIEN Y POLÍTICAS
Otras ideas que muestra el texto son que la fe no puede separarse del amor a los pobres y que "las estructuras de injusticia deben ser reconocidas y destruidas con la fuerza del bien, a través de un cambio de mentalidad, pero también con la ayuda de las ciencias y la técnica, mediante el desarrollo de políticas eficaces en la transformación de la sociedad".
En ello, según Prevost, tienen peso especial los movimientos populares, porque invitan a superar "esa idea de las políticas sociales concebidas como una política 'hacia' los pobres pero nunca 'con' los pobres, nunca de los pobres y mucho menos inserta en un proyecto que reunifique a los pueblos".
"Si los políticos y los profesionales no los escuchan, la democracia se atrofia, se convierte en un nominalismo, una formalidad, pierde representatividad, se va desencarnando porque deja afuera al pueblo en su lucha cotidiana por la dignidad, en la construcción de su destino. Lo mismo se debe decir de las instituciones de la Iglesia", advierte León.
La exhortación también denuncia "la dictadura de una economía que mata" y la "cultura del descarte" a la que tanto aludió Francisco y apunta a que mientras "el mundo ve amenazas" en colectivos como las personas migrantes, la Iglesia "ve niños" y "donde se construyen muros, ella construye puentes”.
El Papa también se refiere a la importancia de la limosna y la evangelización, como forma de los católicos para acercarse a los demás y reconocer en ellos "la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos".
DISCAPACIDAD
El texto también alude a colectivos como las personas con discapacidad, para recordar figuras como la de san Benito Menni y las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús. "Cada uno a su manera descubrió que los más pobres no son meros objetos de compasión, sino maestros del Evangelio. No se trata de 'llevarles a Dios', sino de encontrarlo entre ellos. Todos estos ejemplos enseñan que servir a los pobres no es un gesto de arriba hacia abajo, sino un encuentro entre iguales, donde Cristo se revela y es adorado", expone Prevost.
El texto cita también a San Juan Pablo II para apuntar cómo la Iglesia puede tomar mayor relevancia. "Nos recordaba que 'en la persona de los pobres hay una presencia especial [de Cristo], que impone a la Iglesia una opción preferencial por ellos'. Por lo tanto, cuando la Iglesia se inclina hasta el suelo para cuidar de los pobres, asume su postura más elevada".
(SERVIMEDIA)
09 Oct 2025
AHP/clc


